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Con la presencia de referentes nacionales y empresarios del sector bodeguero, se realizó este sábado el tradicional desayuno de la Cooperativa Vitivinícola Argentina (Coviar). “La situación de los productores es desesperante”, sostuvo el presidente de la institución, José Zuccardi.

Compartimos el discurso del presidente de la institución, José Zuccardi.

Argentina país vitivinícola.
Argentina es
– el 5° productor mundial de vinos.
– el 8° mercado de consumo de vinos del mundo, con aproximadamente 1.000 millones de litros anuales.
– 18 provincias productoras.
– 24 mil viñedos.
– 17.000 productores.
– 900 establecimientos.
– 100.000 puestos de trabajo directos.
Nuestros antepasados inmigrantes trajeron las vides y también el hábito de consumo. El vino es parte de nuestra alimentación, de nuestra cultura, de nuestra historia.

Institucionalidad.

COVIAR es el ámbito creado por ley nacional para el desarrollo del Plan Estratégico Vitivinícola. Somos una actividad diversa por naturaleza. A diferencia de las bebidas industriales, el vino expresa lugar y gente; y no está concentrado.

En el mundo es así, los consumidores así lo quieren y exigen.
Esta es la mesa Institucional de la Vitivinicultura Argentina, donde las entidades de los distintos sectores comparten, con el Gobiernos Nacional y los Gobiernos Provinciales, un espacio de consenso y construcción.

La participación territorial es fundamental para el fortalecimiento de toda la cadena vitivinícola. En ese sentido, agradezco el acompañamiento de Pablo Asens, presidente de la Federación de Cámaras Vitícolas, como nuevo vicepresidente de COVIAR y con él de todas las cámaras territoriales que representa.

COVIAR es una innovación social y una política de Estado. Desde su creación, profundos cambios acontecieron:
– La imagen del vino argentino creció en todo el mundo.
– La cadena vitivinícola pasó de 200 millones de dólares de exportación a más de 1.000 millones de dólares.
– Hoy producimos los mejores vinos que hemos elaborado jamás.
– Tenemos una nueva generación de agrónomos y enólogos de clase mundial.
– Un tercio de los despachos de vino al mercado interno proviene de productores integrados en Cooperativas.
– Se comienza a esbozar la regionalización del vino argentino, ya no sólo hablamos de variedades, también hablamos de las zonas.
– El turismo vitivinícola constituye el mayor cambio en la matriz productiva de nuestra región. Más de 2 millones de visitantes al año generan trabajo en las bodegas, hoteles, restaurantes, transporte y comercio.
– Somos el primer exportador de jugo concentrado de uva del mundo.

Situación de la Vitivinicultura.

Hasta año el 2010 crecimos en exportaciones a doble dígito. A partir del 2011, como consecuencia del atraso cambiario, las ventas al exterior se amesetaron.

En 2016 y 2017 tuvimos las dos menores cosechas de los últimos 60 años. La escasez nos hizo perder consumidores, esto sumado a la tendencia mundial donde los países tradicionales bajan sus consumos y los nuevos crecen. Todos convergiendo en entre 20 y 25 litros por habitante por año.
2018 y 2019 con cosechas normales pero con tasas de interés del 70%, determinaron la caída estrepitosa de los precios de la uva y del vino. Ninguna actividad productiva resiste este nivel de tasas de interés.

La situación de los productores es desesperante, especialmente para aquellos no integrados. Ellos son el eslabón más débil de la cadena.

Contamos con una herramienta para establecer los equilibrios que es el acuerdo Mendoza – San Juan que limita el volumen de vino elaborado.

Las líneas de financiamiento del Banco Nación para cosecha y acarreo y los esfuerzos de los Gobiernos de Mendoza y San Juan para extender y abaratar el crédito, son herramientas adecuadas para este momento. Pero para no pasar nuevamente, y si escalas, de la importación de vinos a la crisis de excedente es necesaria una política de financiamiento de los stocks.

En este sentido, el proyecto del “Banco de Vinos” del Gobierno de Mendoza podría ser una buena solución.

Plan Estratégico 2030.

En este contexto, próximo a cumplirse los plazos del Plan Estratégico 2020, es necesario que nos enfoquemos en diseñar una nueva visión estratégica de cara al 2030:
El papel está en blanco.

Enfrentamos escenarios de fuertes transformaciones, nuevas tendencias de consumo, efectos del cambio climático, escasez de agua y el desarrollo del turismo, son entre otros, los nuevos desafíos.

Tenemos un año para consensuar y diseñar el Nuevo Plan. Contamos para ello con la coordinación metodológica del INTA.

La crisis del agua nos alcanza e interpela a todos. Y exige de todos una respuesta conjunta. El desarrollo productivo de los próximos años nos obliga a planificar y asignar recursos para infraestructura y eficiencia en el riesgo.

Nuestro compromiso: mesas abiertas, no sólo para los miembros de COVIAR, sino para todas las instituciones y actores reales de la cadena que quieran aportar.

Aceptamos todas las críticas que ayuden a la construcción de una vitivinicultura mejor. Tenemos una responsabilidad en el futuro de nuestra región y su gente.

Rechazamos los ataques arteros a la institucionalidad que promueven la concentración y el traslado de las decisiones fuera de las zonas de producción (lo vivimos en el pasado).

La mesa está abierta para trabajar. Nadie puede ejercer el poder de veto.

Pedidos.

Mientras trabajamos en el mediano y largo plazo, hay medidas necesarias en lo inmediato.

Necesitamos competitividad para exportar, para ello, es imprescindible la disminución de la carga impositiva.

Los productos vitivinícolas no deben estar gravados con derechos de exportación dado el alto valor agregado que llevan.

Dos tercios del valor de un kilo de uva corresponden a mano de obra.

Cada botella de vino es un embajador de argentina. Distinta es la situación de quienes exportan materias primas sin agregado de valor.

Debemos llevar adelante una política activa de acuerdos comerciales inteligentes que incluyan a todos los productos del sector vitivinícola: vino, jugo concentrado, pasa de uva y uva de mesa.

La utilización de jugos naturales para edulcoración y saborización de bebidas analcohólicas, constituye un paso muy importante, no sólo para el cuidado de la salud de nuestra población, sino también como una forma de diversificación de las economías regionales.

La incorporación de las pasas de uva y la uva en fresco en los programas alimenticios que el Estado implemente en todo el país, dará lugar al desarrollo de un sector muy importante de la Cadena.

Frente a la escasez de agua, es prioritario disponer de financiamiento para lograr mayor eficiencia en el riego de los viñedos. En este sentido, la segunda etapa del plan PROVIAR es necesaria.

Muchas gracias.

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