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Diario Los Andes, 3 de julio de 2016

El negocio vitivinícola de exportación de vinos se sigue concentrando. Así lo reveló un reporte de Caucasia Wine Thinking sobre la evolución en el primer semestre de los envíos de vino. En la actualidad, 5 empresas concentran el 43% de las exportaciones de vinos embotellados. En tanto las primeras 10, tienen el 55% de los envíos, una suma que se ubica 5 puntos por debajo que en la industria chilena, un modelo concentrado.

“Cuando la situación está complicada el beneficio es siempre para los más grandes. Esto es consecuencia de la administración nacional anterior, que hablaba mucho de los pequeños productores pero los dejó, con sus decisiones económicas, fuera del mercado y sin poder exportar. Hay que tener en cuenta que las bodegas grandes tienen economías de escala que les permiten eficientizar sus procesos productivos y mejorar sus costos; claramente tienen más herramientas para avanzar en un situación de conflicto”, dijo Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina.

Agregó: “En la medida que se pueda ir normalizando la situación general del país, más bodegas chicas podrán exportar. Acá hay que tener en cuenta que las medidas que tomó el gobierno nacional han sido las correctas: se levantó el cepo, se quitaron las retenciones, todas medidas que ayudaron al sector. Sin embargo, esas medidas se han visto licuadas por el aumento general de los costos, con la suba de las tarifas, por ejemplo, a lo que se suma también el incremento del precio del vino y de la uva, que estaban por el piso, y que tienen un valor más adecuado”.

El informe de Caucasia muestra que las primera 10 empresas tienen en Argentina 55,6%, un punto más que en el mismo período pero del año pasado, y las primeras 15 tienen el 63,2%.

Para Carlos Iannizzotto, gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas -Acovi-, “este es un tema que lo venimos trabajando desde hace un tiempo. De hecho, hoy los productores pequeños y medianos no pueden sobrevivir si no lo hacen integrados, por esta concentración que estamos viendo. Hemos presentado un informe al ministro de Agroindustria de la Nación con el fin de hacerle llegar nuestra inquietud. Es más, estamos dispuestos a apoyar otra iniciativa de integración posible, ya sea en cooperativas o bajo otro formato”. 

“Hay que contrarrestar – continuó- con asociativismo una demanda concentrada con una oferta concentrada que nos permita tener poder de negociación”.

José Zuccardi, presidente del Unión Vitivinícola Argentina, indicó que “estamos viviendo un momento en que hemos tenido una cosecha limitada y con aumentos de costos que no nos dejan competir en el nivel que nos gustaría y hay jugadores más grandes que tienen herramientas más aptas para mantener sus exportaciones en un momento así, por eso vemos este avance”.

¿Nos parecemos a Chile?

La situación genera preocupación y durante años arrojó importantes debates. Es que muchos aseguraban que la fortaleza de nuestro negocio estaba en la diversidad y que ninguna empresa podía concentrar una cantidad importante en los envíos de vino.

No obstante, hoy sólo cinco porcentuales separan el modelo argentino del chileno: mientras que Argentina en las primera diez empresas concentra el 55,6% en Chile concentran el 60%.

Un análisis realizado por el Observatorio Vitivinícola muestra que la cadena vitivinícola chilena se caracteriza por una importante concentración vertical y horizontal con respecto a su par argentina.

La superficie implantada con vid está repartida entre 12.190 propiedades, de las cuales 9.348 corresponden a variedades viníferas. El tamaño promedio de estas últimas es de 13,5 ha, valor sensiblemente superior a las 8,8 ha promedio de la Argentina.

El reporte señala que “la gran mayoría de las bodegas chilenas están integradas verticalmente, es decir que se autoabastecen parcialmente de materia prima. Este porcentaje de aprovisionamiento aumenta a medida que lo hace el segmento de precio a que aspira el vino elaborado. En el mercado interno, el liderazgo de las grandes bodegas es indiscutido: solo 4 empresas proveen el 70% del mercado, pero, como mencionamos con anterioridad, no es este el foco del negocio, sino los mercados externos”.

Y agregó: “La empresa líder en exportaciones chilenas (Concha y Toro) cuenta con el 25% promedio del volumen exportado, y si extendemos a las primeras 10 empresas, acumulan el 60% del volumen total. Una tendencia a la baja de la participación de la empresa líder ha repercutido en un aumento en las 9 restantes del IC10 (que pasó del 34% al 38%)”.

Para Iannizzotto es necesario poder contrarrestar esta situación con estrategias creativas. En este sentido, remarcó la reciente alianza con Vinadeis, una cooperativa francesa que les permite introducir con mayor fuerza sus vinos en China.

José Zuccardi advirtió que “el sector vitivinícola argentino sigue siendo diversificado, no creo que estemos atravesando una concentración a la chilena, no veo que eso esté sucediendo en nuestro país”.

En el mercado interno

Datos de Coviar extraídos de la publicación “Análisis integral de la vitivinicultura argentina”, señalan que en el mercado interno de vinos sin indicación varietal en un período de 10 años, la principal empresa proveedora de esta clase de vino pasó de concentrar el 19% en 2005, mientras que en 2014 ese número ascendió a 32%. En tanto las principales empresas del mercado sin indicación de variedad pasaron de concentrar el 46% en 2004 a 60% en 2014.

En tanto, si se analiza la participación de la principal empresa fraccionadora en el mercado interno, pasó del 19% a 27%. En tanto, las tres principales empresas fraccionadoras del país pasaron de concentrar el 36% del fraccionamiento al 52%.

Por María Soledad González 

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