– En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, interrumpido varias veces por aplausos de los presentes, el papa Francisco condenó con dureza la exclusión social y económica, la proliferación de armas nucleares, el avance del narcotráfico y los continuos ataques al medio ambiente.
“Los organismos financieros internacionales han de velar por el desarrollo sostenible de los países y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”.
“La crisis ecológica junto con la destrucción de buena parte de la biodiversidad pueden poner el peligro la propia existencia humana”.
“El derroche de la creación comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros sino cuando nos vemos a nosotros mismos. El respeto por el medio ambiente exige el reconocimiento de una ley moral de la naturaleza humana”.
“La lucha contra el narcotráfico es una guerra asumida y pobremente combatida en el mundo. Va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción. Ha penetrado distintos niveles de vida, social, política, artística y religiosa, generando una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones”.
“Hay que empeñarse por un mundo sin armas nucleares, aplicando plenamente el Tratado de No Proliferación, en la letra y en el espíritu, hacia una total prohibición de estos instrumentos”.
“El reciente acuerdo sobre la cuestión nuclear es una prueba de las posibilidades de la buena voluntad política y del derecho ejercido con paciencia”.
“La amenaza de destrucción mutua constituye un fraude a toda la construcción de Naciones Unidas. La existencia de una ética y un derecho basados en esa amenaza harían en la práctica que la ONU pasara a ser las Naciones unidas por el miedo y la desconfianza”.
“Canta… los hermanos sean unidos/porque esa es la ley primera/, tengan unión verdadera/ en cualquier tiempo que sea/ porque si entre ellos pelean/ los devoran los de afuera” (Cita del “Martín Fierro”).