Diario Los Andes, domingo 10 de abril de 2016
En un contexto inflacionario, donde los precios parecen ganarles la batalla a los salarios, varios referentes aseguran que el consumo de vino estará directamente atado al valor en góndola de los productos. Creen que un movimiento brusco en los valores terminará afectando la compra de vino.
Javier Cao, analista sectorial de la consultora Abeceb.com, indicó que “si uno piensa el consumo de vinos en Argentina en el largo plazo analiza un escenario a la baja. Esto está totalmente ligado con el efecto de internacionalización del vino, que vemos también en países europeos, donde el consumo baja”.
Los datos de Cao coinciden con los de Coviar, en los cuales se advierte que los grandes países vitivinícolas -Francia, España, Portugal, Italia y Argentina -ven contraído su mercado interno entre 1995 y 2013, al tiempo que países con poca tradición vitivinícola crecen en consumo, como por ejemplo Holanda, Reino Unido, Suecia, Canadá y Estados Unidos.
Agrega Cao: “Si bien la caída más importante ya se efectivizó, la tendencia negativa continúa. Cuando empezó a acentuarse esta merma, la industria encontró la salida al exterior y con eso mantuvo el volumen. Sin embargo, si miramos las perspectivas para el 2016 observamos que será malo en cuanto a actividad económica y el poder adquisitivo se va a ver afectado”.
Para el especialista de abeceb.com, si se analiza el IPC de la ciudad de Buenos Aires, se puede ver que en el último año (feb 2015 – feb 2016) el precio del vino tinto en tetra brik creció 13% en la góndola y si se toma como referencia los últimos tres años, ese mismo producto tuvo un aumento del 73%.
“En tanto, si comparamos el precio de la cerveza en el último año aumentó 36% y en los últimos tres 157%. Entonces, en 2015 aumenta el consumo principalmente traccionado por estos vinos que tienen un precio relativo inferior a la cerveza, porque están muy baratos. Por lo tanto, no hay un aumento de consumo genuino debido a que más personas eligen tomar vino, sino porque tienen un valor inferior”, dijo a Los Andes Cao.
Según datos de Coviar, “las principales bebidas sustitutas del vino (especialmente para los de menor precio en la pirámide por valor) son la cerveza, el fernet, las gaseosas, las bebidas saborizadas y los denominados “amargos” (bebidas a base de hierbas naturales). En el caso del rubro cervecero, dos empresas detentan el 93% del mercado, mostrando la “alta concentración” del sector. Asimismo, en el caso de las bebidas gaseosas, dos empresas se apropian del 84% del mercado”.
“Si los precios de los vinos evolucionan al ritmo de la inflación o por encima, el consumo de vinos va a caer. Si uno piensa que el poder adquisitivo del salario va a caer, por la inflación y los incrementos de las tarifas, habrá en 2016 una tendencia a un menor consumo de todos los bienes, pero si los precios continúan evolucionando por debajo de los valores de los productos rivales, podría haber una suba o un mantenimiento del consumo”, indicó Cao.
La visión local
Desde Bodegas de Argentina, Juan Carlos Pina aseguró que el tema lo están mirando con especial atención. “Si los aumentos son prudentes y razonables no deberían afectar el consumo, pero si tenemos un tetra a 30 0 35 pesos no sé cómo se puede seguir”.
Pina admitió que hay también un aumento de costos que no se puede disimular. “La situación que tenía la producción primaria, con cuatro años sin rentabilidad, no es viable. Por lo tanto, si todo ha aumentado, es lógico que aumente el vino. Hay que tener en cuenta que si la industria se desmadra con los aumentos nos puede pasar lo mismo que en 2007, cuando cayó el consumo interno, y esos puntos que se pierden no se recuperan”.
Por su parte, Carlos Iannizzoto gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (Acovi), estimó que “el parámetro lo van a dar las bebidas sustitutas, la política que ellos tomen hará o no replantear la nueva. En 2015 el consumo creció porque la diferencia con la cerveza fue muy grande y pudimos competir en precio. Ahora no nos podemos olvidar de la experiencia nociva de 2007 cuando el consumo cayó mucho por el aumento de precios. El mercado es muy susceptible a subas excesivas”.