El sector vitivinícola aporta al Estado el 25% de la venta de sus productos.
Informe del Observatorio de Economías Regionales de ACOVI – Abril 2016
En la industria vitivinícola, a nivel impositivo hay cuatro tributos principales que gravan a la industria vitivinícola, a nivel nacional y que están presentes en toda la cadena de valor, que son:
- Impuesto a las Ganancias
- Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, los cuales impactan en aquellos eslabones mano de obra intensiva, es decir sobre todo a la producción primaria
- IVA
- Impuesto a los débitos y créditos
A nivel provincial se suma el impuesto sobre los ingresos brutos, que existe la exención (tasa cero) sobre el cultivo de vid y reducción de alícuota para el sector elaborador.
Generalmente se suele gravar con un impuesto interno o específico, el consumo de bebidas alcohólicas. En estos países que gravan, se suele dar que los impuestos al consumo de cerveza y bebidas espirituosas son mayores que los impuestos que gravan el consumo de vino.
En la Argentina no está gravado el consumo de vino e igual tratamiento se le está dando actualmente al consumo de vino espumante gracias a la exención por decreto de la alícuota interna (ver trabajo sobre sector espumantes).
Según un trabajo realizado en conjunto por el Observatorio de ACOVI y Mass Consulting, publicado a mediados de 2.015, se analiza la contribución de costos en cada etapa del proceso en el valor del producto final, bajo ciertos supuestos[1]. El resultado es el siguiente[2]:
Uva | 35,3 % |
Mano de Obra | 24,3 % |
Impuestos | 10,2 % |
Cargas Sociales | 10,1 % |
Otros | 20,4 % |
Valor producto final | 100,0 % |
Hay una fuerte carga que surge de la parte laboral, esto hace que en el caso del productor agrícola exista un alto riesgo a precarizar la mano de obra, por los altos costos impositivos.
En promedio y bajo los supuestos establecidos en ese trabajo (respecto a tamaño de finca, sistemas de producción, cantidad de mano de obra, etc.) la carga impositiva global (sumando los impuestos más las cargas sociales) casi equipara al costo total de la mano de obra (20,3% versus 24,3% de mano de obra).
En otro trabajo, realizado por la Fundación Universidad Nacional de Cuyo (FUNC) y la Asociación e viñateros de Mendoza en Julio de 2.015, se estima el aporte tributario de cada eslabón dentro del negocio vitivinícola, para el año 2.014. Se tuvieron en cuenta los siguientes tributos nacionales y provinciales[3]:
- Impuesto al Valor Agregado (IVA)
- Ingresos Brutos (IIBB)
- Impuesto a las Ganancias
- Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social
- Impuesto a los Débitos y Créditos Bancarios (Cheque)
- Derechos de Exportación (Retenciones)
- Reintegros a la Exportación
Los resultados se muestran en el gráfico siguiente:
Aporte tributario del sector vitivinícola según eslabón de la cadena – Argentina, 2014
Fuente: Distribución de la Renta Vitivinícola (FUNC – UVM)
Se desprende que el negocio vitivinícola generó aportes tributarios por casi 7.682 millones de pesos durante el año 2014, lo cual equivale al 24,5% de la facturación total estimada en los mercados interno y externo, por la comercialización de vinos y jugo concentrado de uva.
La mayor parte de este aporte se genera en el eslabón correspondiente a la distribución y comercialización en el mercado interno, el cual habría tributado casi 5.045 millones de pesos (66% del total aportado al fisco). El impuesto que mayor peso relativo tiene en este eslabón es el IVA ($ 2.086,79 M), seguido por IIBB ($ 954,62 M), Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social ($ 906,89 M) y Ganancias ($ 903,70 M).
En conclusión, el negocio vitivinícola aportaría en forma directa al fisco 24.5 centavos por cada peso obtenido de la venta de sus productos. Gráficamente:
Fuente: Elaboración propia en base a datos extraídos de “Distribución de la Renta Vitivinícola (FUNC – UVM)”
Analizando el peso relativo de los impuestos en el total de la industria vitivinícola, se observa una clara posición dominante del Impuesto a las Ganancias, el cual aporta $ 2.419,42 M (31,49% del total recaudado), le siguen el IVA y de los Aportes y Contribuciones, representando 24,34% y 23,88% del total recaudado en la industria. Los tres tributos representan casi el 80% del total aportado al fisco.
Una mención especial merece el análisis del eslabón viñatero (producción primaria) que generó un aporte tributario de 1.109 millones de pesos (un 15% de la facturación global del eslabón). La principal fuente de recaudación se canaliza a través de los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, incluyendo la Corresponsabilidad Gremial, el cual recauda el 57,74% del total del eslabón. Le sigue el Impuesto a las Ganancias (que afecta solamente a los grandes productores – la mayoría de ellos integrados verticalmente) y finalmente el IVA.
En conclusión, es necesario y urgente encarar una reforma tributaria profunda, enfocada a corregir las desigualdades en cuanto al consumo, con una mirada en impuestos progresivos y atendiendo también a la oferta productiva, enfocada en las economías regionales de forma de fomentar una mayor producción y crecimiento.
En pos de esto, es que desde el sector se ratifica la necesidad de mantener la exención del impuesto sobre los vinos espumantes, como política orientada al crecimiento productivo.