Por Carlos Iannizzotto, vicepresidente de CONINAGRO, gerente de ACOVI y productor vitivinícola
En el recorrido que realizamos con CONINAGRO a cooperativas de Corrientes, Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe vimos diferentes aspectos de un mismo problema: las inundaciones. La situación vivida en Monte Caseros, provincia de Corrientes, sobre todo en cítricos, es muy grave, en lo vinculado a la estructura de los productores, quienes atraviesan esta crisis en una realidad muy delicada.
Esto no significa que otros productores, como en la zona de Marcos Juárez, Córdoba, no estén delicados también. Lo que ocurre en estas zonas es que tienen otras espaldas y otra manera de soportar esta situación de emergencia. Unos están marcados dentro de los cereales, de la soja, y el otro dentro de una economía regional con un precio, en este momento, de menor envergadura.
También como vimos en Pilar y en Esperanza, provincia de Santa Fe, la cuenca lechera atraviesa por una crisis angustiante. Siempre con la misma causa, la climática, en donde también, desde el punto de vista humano, se necesita ayuda y colaboración.
Todo el tema económico es gravísimo; estamos hablando de pérdidas que estimamos entre cinco y siete mil millones. Lo difícil de calcular las pérdidas tiene que ver con que, en algunos lugares, todavía no se puede volver ni tampoco se sabe cómo se va a reiniciar la siembra en junio. Aún no está bien medido en cantidad de dólares, pero sí se sabe que es muy grave la situación .
Como dijimos, el factor humano, que es un factor sustancial en el cooperativismo, también corre riesgos. En estas visitas a los sectores inundados cooperativos pudimos observar que las realidades de unos y otros son diferentes; hay sectores que tienen fortaleza por su envergadura, por su producción, que saben pelear la situación, pero hay otros que luchan contra una situación económica y financiera preocupante.
En este aspecto, se enfatiza el problema lechero. La realidad es muy preocupante desde el punto de vista organizativo ya que hay tambos y familias que han perdido inversiones de años. Hay una situación de descapitalización seria con una situación social delicada.
La conclusión a la que llegamos desde CONINAGRO es que hay daños muy grandes para el país. Con esta crisis climática, económica y social, queda al desnudo que en el momento del ingreso de dólares y fortalezas de todo el sector cerealero, se perdió la posibilidad de aprovechar esas ventajas para mejorar la infraestructura.
Hoy los problemas se refieren a caminos que no se pueden usar, escasez en el suministro de energía, etc. Lamentablemente estamos mostrando una faceta del país que muchas veces no queremos observar. Nuestro potencial agroindustrial es fuerte pero, como normalmente se dice, es ‘un gigante con pie de barro’, porque no está fundamentado con estructuras de camino y energía solidas que nos permitan enfrentar las crisis, contra estas condiciones climáticas que, lamentablemente, van a seguir.
Por este motivo, para salir de esta crisis angustiante se necesitan inversiones millonarias. Sin embargo, de poco servirían si no existe una planificación seria, de la mano de políticas de Estado en un lapso de tiempo prolongado, más allá del gobierno de turno.