Por Eduardo Sancho, presidente de ACOVI
Tras algunos años de fuertes desequilibrios, la vitivinicultura ha logrado cierta estabilidad. Los bajos precios y el stock se han acomodado. Creemos que el 2017 será un año tranquilo, con baja producción y que los precios se mantendrán.
Estamos convencidos que estos años son claves para hacer cambios perdurables. Con esto queremos significar que lo que se viene es una reconversión tecnológica. Una transformación que el productor no puede hacer solo, por eso desde ACOVI y las cooperativas vamos a impulsar ese cambio. La necesidad de tecnificarse es inminente y es la asistencia técnica unos de los vectores de este desarrollo.
En el 2016 avanzamos en este sentido. Nos aseguramos que todos nuestros productores tengan 4 visitas técnicas de los ingenieros agrónomos al año. Otro paso importante que dimos es en la cosecha, con la compra de máquinas nuevas para que los productores cooperativos comiencen con la cosecha mecánica. En el caso del parral también estamos trabajando con la cosecha asistida. La tecnificación es clave para el futuro.
En lo que respecta a la transferencia de tecnología, nos queda pendiente el desafío de entrar al riego presurizado, un tema que ya planteamos a los funcionarios provinciales.
Al Gobierno también le pedimos urgencia en las medidas para combatir la lobesia botrana que hoy está destruyendo nuestros viñedos. Nos está afectando mucho a nivel estructural y es el principal problema que tenemos. Para solucionarlo necesitamos recursos que indudablemente deberá poner la Nación.
Por otro lado, nos preocupa mucho la falta de seguridad en el campo, es un aspecto que nos afecta a todos y es urgente trabajar en la búsqueda de soluciones.
Además seguimos insistiendo en la integración de productores. El productor debe estar integrado, necesita tener colocada su producción. Creemos que es un aspecto fundamental a trabajar. Por eso destacamos que somos un movimiento cooperativo abierto y estamos dispuestos a integrar a más productores; nuestras cooperativas están abiertas a la integración de los productores. La fuerza la hace la unión, mientras más seamos más fuerzas tendremos.
Para lograr todo esto, necesitamos a nuestros jóvenes. Ellos son nuestro futuro y la clave para lograr estas transformaciones. Debemos involucrarlos, convocarlos, entusiasmarlos, invitarlos a ser parte del cambio.
Es tiempo de preocuparse por la vitivinicultura y aprovechar los años venideros para hacer los cambios estructurales y la reconversión tecnológica que tanta falta le hace al sector para crecer y demostrar una vez más todo lo que es capaz.
Editorial publicado en el Anuario 2016 de ACOVI.