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Una mujer que nació en una familia vitivinícola y que combina el cariño por su familia con su profesión como contadora. Ella es Adriana Pepa, que ingresó como hija de un socio fundador y se desempeñó desde el año 2000 en el consejo de administración y ahora es la presidente de la Cooperativa Agrícola Beltrán (Maipú).

¿Cómo es tu historia dentro de la cooperativa?

Mi papá fue un socio fundador de la cooperativa en 1.988 con el traspaso de Giol a los productores. Ahí fue cuando se organizaron los pequeños productores en cooperativas con la colaboración activa de Elvira Castro, a cargo de la Dirección de Cooperativas de Mendoza.

Fui la secretaria del consejo de administración desde el año 2000. Desde el 2008 he sido la representante de la cooperativa en el Consejo de Fecovita y en la Comisión Directiva de ACOVI. Actualmente, formo parte de la comisión revisora de cuentas de ACOVI.

¿La pasión por la vitivinicultura viene desde familia? 

Sí, mis abuelos por parte de mi mamá vinieron de España y compraron una viña en Fray Luis Beltrán. Y por parte de mi papá, mi nono tuvo una bodega en San Roque con una marca propia. Siempre hemos estado vinculados a la actividad. Cuando mi papá cuando decide retirarse, sigo yo con este proyecto.

¿Qué desafíos asumís con la presidencia?

Es un cargo de mucha responsabilidad pero cuento con el apoyo de los socios y del presidente saliente, Rafael Martínez, que se desempeñará como vicepresidente. Es un año difícil con el precio del vino a la baja, un stock vínico grande para la época y una situación económica muy volátil con tasas rondando el 70%, tarifas en alza e insumos de elaboración en dolares. Más allá de ese panorama, pondremos todo el esfuerzo para lograr las mejores condiciones para todos los productores.

¿Qué impronta quisieras darle a tu gestión?

En principio, nosotros siempre tenemos abiertas las puertas para la incorporación de nuevos socios. Estamos en una zona donde muchos viñedos se han perdido. Siempre hay gente que tiene interés en arrimarse, conocer. Productores aislados, que no están en el sistema cooperativo, se han visto perjudicados por no cobrar lo prometido ni en los plazos acordados. Creo que este es un sistema muy noble que permite la participación de todos, hoy somos 27 productores asociados y entre 10 y 12 terceros que trabajan con nosotros. Queremos renovar el plantel de socios,  que se sumen a este desafío porque aislado es muy difícil.

¿Qué importancia tiene el sistema cooperativo?

El sistema es imparable si nos damos cuenta de la herramienta que tenemos. Si vas a tener un viñedo no podés estar solo, de ninguna forma. Hay años en los que aparecen muchos actores interesados en comprar la uva a pequeños productores a precios altos, pero después cuando cambian las condiciones quedan desamparados. Frente a esto, la cooperativa te ofrece una continuidad y certeza de la recepción de la uva y elaboración de los vinos, y la comercialización de los mismos a través de Fecovita. Además de eso, el asociativismo te facilita el acceso a insumos para la finca con mejores precios y plazos, así como a líneas de financiamiento para reconversión y compra de herramientas.

¿A quién agradecés por esta oportunidad?

En primer lugar a mi familia, que es mi mayor tesoro y siempre fue prioridad. El apoyo de mi familia me ha permitido trascender en esto. Y agradecer a todos los socios y productores en general, de los que he aprendido muchísimo. Todas son personas de mucha sabiduría, gente sencilla de campo que te brinda su confianza.

 

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