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Con la nueva cosecha a un par de meses de distancia, desde el sector plantearon su preocupación por las dificultades para importar elementos esenciales, como levaduras y enzimas.

El sector productivo viene señalando desde hace un buen tiempo los problemas para importar insumos esenciales. La vitivinicultura no es una excepción, pero con la virtual ausencia de dólares en el Banco Central las restricciones se han agudizado. Desde el sector plantearon que hay dificultades para comprar levaduras y enzimas que se utilizan en la elaboración, como también elementos para el fraccionamiento, tarea imprescindible para liberar el espacio que demandará la nueva cosecha.

Fabián Ruggeri, presidente de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), indicó que hay faltantes de algunos insumos para la elaboración, como levaduras y enzimas, y también para el fraccionamiento, como algunos tipos de tapones, y, si bien no faltan etiquetas, sí se están entregando a un ritmo más lento porque sí hay faltantes de papel.

Esto se debe, planteó, a que, si bien en muchos casos están aprobadas las SIRAs (autorizaciones para importar bienes) y Sirases (para pagar servicios en el exterior), no es posible acceder al dólar oficial para realizar los pagos. Por otra parte, tampoco es sencillo conseguir divisas en el mercado privado, aunque sea a un tipo de cambio más alto.

Ruggeri señaló que hoy no es comprometedor el faltante, pero que en esta época debería estar ingresando la mercadería y todavía no se despacha. Sumó que, si esta situación no se resuelve a mediados o fines de diciembre, sí podría afectar la producción, ya que la cosecha de algunas variedades inicia a mediados de enero.

“Los productos importados están prácticamente paralizados debido a los problemas que tienen los proveedores con la tramitación de las SIRA. Ellos mismos aconsejan comprar en origen. Por ejemplo, corchos y madera en Chile; mercadería que espera en puerto la autorización. Al no salir ésta, se ofrece la posibilidad de pagarlos allá, pero con dólar billete y no con giro de divisas. Entonces sí aparece el insumo, porque el problema es la disponibilidad del billete”, señaló Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este.

Detalló que, en el caso de los agroquímicos, hay una marcada escasez de marcas líderes y de calidad. Además, los proveedores dan un precio en pesos y en dólares, pero abierto hasta el momento de su descarga o entrega. Es decir, que se ajusta cuando llega el producto.

Y analizó lo que sucede con otros insumos: en cartón y papel para litografía la situación es muy crítica, por falta de materia prima nacional y porque la importación es muy difícil y sin precio; en cápsulas de estaño sucede lo mismo y esto impide continuar con los despachos de vinos; en corchos naturales hay proveedores que han frenado entregas o asignan cupos. Como contraparte, la provisión de botellas está estable y, de hecho, está sobrando vidrio por un menor fraccionamiento.

Sosa indicó que el tema de la cadena de pagos es dramático, ya que no sólo se han acortado los plazos, sino que muchos demandan la cancelación anticipada con cheque a 7 o 15 días. Mientras que las tasas de créditos para capital de trabajo o de descuento de cheques es “usuraria”, con lo que “la carga financiera es muy fuerte en una estructura de costos ya sobrecargada”.

“En conclusión, la falta de autorización de las SIRAs provoca severos inconvenientes, que se traducen en insumos dolarizados sin precio y muy difíciles de conseguir; en muchos casos, con productos sobre valorizados en dólares y condiciones de entrega y plazos que atentan contra el normal funcionamiento de una empresa, castigada además por el alto costo financiero, la caída de ventas y el derrumbe del poder adquisitivo del consumidor”, resumió.

PRÓXIMA COSECHA

El titular de la específica de Vitivinicultura de la Cámara de Comercio, Industria, Agricultura y Turismo de Tunuyán, Diego Stortini, manifestó que la adquisición de insumos está muy complicada y por dos causas principales. La primera, señaló, es que no se aprueban las SIRAs y que hay proveedores que le han comentado que llevan tres o cuatro meses con contenedores completos, pagando estadía, y sin poder liberarlos porque no pueden acceder al dólar oficial y tampoco tienen capacidad para pagar al blue.

La segunda, ya específica de la vitivinicultura, es que hay bodegas que fraccionan todo el año, pero otras, en especial las pymes, lo hacen entre septiembre y febrero, porque es cuando empiezan a estar listos los vinos y porque deben liberar vasijas y tanques para la próxima cosecha. De ahí que, durante ese período, se incrementa sustancialmente la demanda de insumos.

Los proveedores, añadió, no sólo no están teniendo capacidad de respuesta, sino que algunos están pidiendo el pago por adelantado, con lo que hay bodegas con mercadería cancelada que van a recibir recién en enero o febrero.

Stortini planteó que es probable que, por las dificultades para fraccionar -él mismo no ha podido hacerlo en los últimos dos meses-, además de la caída de consumo en el mercado interno y de exportaciones, haya bodegas que lleguen a febrero o marzo con tanques y barricas llenos, con lo que no tendrán lugar para el vino nuevo. De ocurrir esto, advirtió, es de esperar que se produzca un importante deterioro en el precio de la materia prima.

Hugo Tornaghi, presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agropecuaria de San Rafael y él mismo bodeguero, comentó que la problemática es la misma que vienen enfrentando lo últimos años, pero que se ha profundizado porque la falta de dólares ha complicado todo. Y esto, no sólo en la industria vitivinícola, sino en todas, aunque en el caso específico de la del vino, agravado porque todos los insumos, con la excepción del vino, están dolarizados.

Consideró que esto no sólo se debe a la imposibilidad de girar divisas para realizar pagos en el exterior, sino que, con las elecciones y la incertidumbre en cuanto a cuál será el tipo de cambio según quién resulte electo presidente, también hay proveedores que no están queriendo vender mercadería porque desconocen el futuro valor de reposición.

En cuanto a lo que puede suceder en la próxima cosecha, Tornaghi reconoció que no saben, porque recién comienza en enero en ciertos lugares y con determinadas variedades, como las que se utilizan para espumantes, muy demandadas en San Rafael. Pese a esto, señaló que los integrantes de la cámara no le han manifestado una preocupación muy marcada con respecto a esto, aunque sí hay dificultades para acceder a insumos para el fraccionamiento, como corchos, cápsulas, cajas y etiquetas; pero se van consiguiendo.

Y expresó que espera que, tal como se ha manifestado, en 2024 se agilicen las importaciones, cuando ya no esté el impacto de la sequía -con la disminución de ingresos de divisas- y se incrementen las exportaciones de gas.

NOTA DIARIO LOS ANDES

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