Preocupa al sector Cooperativo del vino los incrementos en el precio de los combustibles debido a que esta escalada se viene dando en forma acelerada en los últimos 2 meses con cinco subas que presionan sobre los costos del productor vitivinícola en forma alarmante.
El aumento en el Gas Oil, insumo que explica el 10% de los costos anuales de producción primaria a través del uso del tractor y el flete para la cosecha, aumentó a $69,40 por litro, casi 2% más respecto al valor previo de enero ($68,10), alrededor de 10% más en lo que va de 2021 y un 35% más respecto a febrero de 2020. A esto debe agregarse que existe la posibilidad de nuevos incrementos en el futuro cercano.
Desde el sector cooperativo entendemos que estos aumentos deben analizarse en función de la situación que viene atravesando el productor primario en los últimos 3 años. En febrero de 2018, un litro de Gas Oil costaba $22,40, lo cual implica que el precio se ha más que triplicado en el transcurso de 3 años aumentando un 210% (período 2018-2021). En el caso de la inflación, los precios de la economía muestran un sendero similar, con un incremento en el IPC estimado en 220% y el tipo de cambio oficial un 363% para el mismo período.
Por su parte, desde febrero de 2018 el precio del vino tinto genérico se incrementó un 95%, desde $11,33 por litro a $22,09. El precio del vino blanco genérico aumentó un 178% en los últimos 3 años, desde $7,52 por litro a $20,93 por litro.
Lo expresado muestra que el productor vitivinícola se encuentra transitando un sendero de recuperación en relación a los precios de su producto, considerando la situación crítica que atravesó en los años 2018 y 2019. En la actualidad, el precio del vino aún no ha logrado alcanzar los incrementos observados en combustibles y precios generales de la economía en los últimos 3 años.
En este escenario, ¿Qué necesita el productor primario?
El productor requiere que los ingresos por la venta de su producto le permita cubrir costos de producción y generar una rentabilidad en términos reales que habilite inversiones en tecnificación e infraestructura, la cual ha sufrido años de descapitalización por falta de rentabilidad, permitiendo de esta manera incrementar su productividad a través de la reducción de costos.
Es necesario además reducir la carga impositiva presente en el combustible estimada en el 40% de su valor, según datos de CECHA de 2018. Se requiere además lograr un precio diferencial en el combustible para la producción primaria, permitiendo alinear el costo de este insumo con la realidad de la producción.
Nicolás Vicchi, Subgerente de ACOVI y representante del sector cooperativo antes varias entidades remarcó que : -“En este sentido, teniendo en cuenta la cercanía a la cosecha en donde el costo de flete representa alrededor del 25%, sumado a los trabajos con tractor que deben llevarse a cabo para la preparación de la finca, el incremento en el combustible no hace más que obstaculizar este sendero de recuperación, incrementando los costos de la vendimia y desincentivando aún más la actividad vitivinícola de pequeña escala que viene seriamente golpeada en los últimos años.
Y agregó que:- “El productor necesita estabilidad en los costos para poder recuperarse de la descapitalización que ha tenido fruto de años magros y precios viles. La recuperación se viene dando pero aun no alcanza aún para el fortalecimiento del productor primario y menos con estas perspectivas de aumento en insumos tan importantes como el combustible y lo que, seguramente, impactará el traslado al resto de los precios.”- enfatizó.