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Desde ACOVI queremos celebrar a todas las madres en octubre
Por tal motivo, compartimos la reflexión de la Orientadora Familiar, Lic.
María Dolores Miranda.

Madre que das vida
El amor expresado de una madre da a luz a un ser único con identidad propia porque la vida que se atesora en el vientre materno está colmada de esperanza, sueños y oportunidades para el nuevo ser. Un niño goza del contacto materno, desde el plano biológico hasta el sentir las emociones que se despiertan en el alma de su madre. Es la unidad de amor más pura que solo puede ser vivenciada en el más íntimo de los encuentros entre la madre y el hijo. Maravilla esta de la naturaleza del hombre, que concibe y engendra a otro ser. Es este amor menester de la maternidad entendido desde la visión de la mujer como dadora de vida y por ello excelso. Ella entrega todo lo que acrecienta en su alma para el bien del hijo. Particularidad especial que implica donarse completamente a esa alma, que mece entre sus brazos, siendo al mismo tiempo un indispensable alimento para el crecimiento del niño.

El don de la apertura, es parte de la esencia femenina y posibilita esa entrega. Dar todo de su ser para que otro lo reciba singulariza cómo afronta su destino. Sobreviene, en algunos casos, las ansias de acunar en su seno la vida sin que se le sea concedida. No por ello se la excluye de este don. Con ello, la mujer está preparada para ser madre por sobre todas las cosas. Ama el fruto concebido y ama a quien corre a su encuentro, lo recibe y acoge como hijo. Tan bella y necesaria es en la obra de la creación, que Dios le concede el privilegio de complementar al varón, con quien conforma una familia y la distingue con cualidades dotadas de grandeza para vivirlas en el hogar. Lugar donde ama, crece y nutre, dando valor al desempeño de su maternidad.

Cuántas manos desearían acariciar el rostro materno, sentarse a cuclillas a su lado, apoyar la cabeza entre sus manos o escuchar el canto de su voz. Tan sólo unos minutos, poder traerla desde lo alto, para sentir ese amor único que solo puede dar una madre. Nadie como ella. Nada puede asemejarse a ese amor incondicional, que perdona aún humillada y que sonríe aún con el alma penosa. Es la madre, el bendito ser, que Dios en su recta bondad supo verlo imprescindible para el hombre. Si aún se puede contar con su innegable presencia, agradecer sería la manera más loable de valorar la vida.

Este es un simple homenaje desde ACOVI en este día, a todas aquellas mujeres que dijeron sí a la vida, madres que se aventuraron a través de la prueba y aceptaron la esencia de ser mujer.

María Dolores Miranda

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