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En las conclusiones, se remarca que la producción vitivinícola es una actividad intensiva en mano de obra, representando esta alrededor un 40% del Costo Total en todos los casos analizados, tanto para vino tinto como vino blanco. Si se suman además los aportes patronales, el peso relativo de este factor supera el 50% en ambos casos.

Por otro lado, en el período considerado –septiembre de 2018– el productor de vino tinto presenta una situación deficitaria en todos los casos. Contrariamente, un año atrás, este productor exhibía una rentabilidad positiva en todos los escenarios. Esto muestra que el productor de vino tinto genérico ha experimentado una importante caída en su rentabilidad respecto al año pasado. Así para un escenario con mayores costos por el uso de pozo y además pérdidas por contingencias, el equilibrio se da para precio o rendimiento 35% mayores.

El panorama para productor de vino blanco se presenta con mayores dificultades aún, ya que su situación deficitaria es de mayor magnitud, requiriendo necesariamente incrementar sus rendimientos o el precio de su producto hasta un 56% para lograr un equilibrio entre sus ingresos y costos. En tanto, en septiembre de 2017 el productor de vino blanco se encontraba frente una situación de rentabilidad positiva o cercana al equilibrio en algunos casos (escenario base y con pozo sin perdidas por contingencias y escenario base con contingencias climáticas), mientras que si el productor regaba con pozo y sufría perdidas por contingencias, la situación era deficitaria. Por esto, se infiere que la situación de rentabilidad acotada que experimentaba el productor de vino blanco en 2017, se ha deteriorado durante 2018.

Para hacer frente a la situación de operar bajo el punto de equilibrio, es decir, para aminorar la pérdida por hectárea, es necesario optar por mecanismos que reduzcan los costos o bien herramientas que permitan mejorar los ingresos del productor, ya sea vía mejores precios o a través de un aumento en la productividad de su finca que permita obtener más producto para comercializar. La carga impositiva que hoy deben soportar los productores también genera una presión que, dada las características analizadas, hace que en los distintos escenarios planteados operen a pérdida. En tanto, desde el punto de vista de la reducción de los costos, se destaca la integración del productor, sobre todo el de menor escala, a la cadena de valor. Esto le permite, por ejemplo, hacer uso de la compra conjunta de insumos y disminuir el valor de los mismos.

El informe completo puede verse  aquí: http://c1351772.ferozo.com/costos-de-produccion-y-punto-de-equilibrio-septiembre-2018/

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