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Por Fabián Agostini, profesor de historia y vicepresidente de la Junta de Estudios Históricos – Filial Maipú y Gerente de MUVI, Mutual Vitivinícola.

Al Cruce de Los Andes se le llama al conjunto de maniobras militares que se dieron bajo las órdenes de San Martín, incluso al hecho de separar al Ejército de los Andes en seis columnas desde el norte de la Rioja hasta el sur de Mendoza. Esa era la estrategia de San Martín para que Marcó del Pont (Gobernador español de la Corona Española en Chile) no supiera por dónde atacaría.

La historia dice que a partir del seis de enero empiezan a partir las columnas desde el Plumerillo hasta febrero, marcando el cinco de enero el día ícono debido a la bendición de la bandera del ejército y la entrega el Bastón de mando a la Virgen como Generala del Ejército. En ese momento, San Martín presenta la bandera al pueblo y al ejército.

El espíritu mariano de San Martín promulgaba estos valores. El hecho de otorgarle el cargo máximo de su ejército a la Virgen es como poner en manos de Ella la protección del ejército de Los Andes dándole el bastón de mando, el elemento simbólico y el más importante.

Incluso lleva varios altares móviles en el cruce, sobre todo cuando cruza por San Juan. Los soldados van en fila, uno detrás del otro, en muy largas filas, kilómetros y kilómetros. Iban disponiendo altares cada cierto número de soldados, por los menos tres altares iban. Hubo una gran religiosidad en el cruce.

Al Cruce de Los Andes se lo considera una de las hazañas importantes de la historia. La de San Martín tiene particularidades: El Cruce por Los Andes no lo había hecho nadie antes, no había antecedentes que alguien haya cruzado una cordillera con un teatro de operaciones tan largo.

La Cordillera era un paso no conocido, no había mapas, ni pasos, de hecho San Martín manda columnas de reconocimiento, es por eso que el teatro de operaciones no era conocido y la altura no la había hecho ningún ejército (casi  4000 metros de altura sobre el nivel del mar).

El hecho de dividir al ejército en seis columnas para que ocupen los pasos de San Juan y Mendoza y que converjan todos casi simultáneamente en un punto, sin contar con la tecnología que tenemos actualmente, se considera una de las grandes epopeyas de la historia.

Por el cruce, por los medios de la época y las estrategias de San Martín que fue librando con gran conocimiento del terreno, de las batallas, manejo de recursos y demás.

Además, hay que sumar que era un ejército pequeño, ágil, pero pequeño, bien entrenado para cruzar por condiciones adversas. Estamos hablando de un grupo de 5000 hombres aproximadamente. Incluso muchos murieron y fueron olvidados por la historia. Muchos demasiado jóvenes, desde los 14 a los 50, hijos, novios, esposos, padres y hermanos, todos persiguiendo un único objetivo: la libertad de los pueblos.

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