Según la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, un pequeño productor debería producir del doble en la misma superficie para cubrir los costos de su producción.
Duplicar el precio del vino que produce en su finca para apenas cubrir los costos. Esa es la realidad que hoy vive un pequeño productor vitivinícola de la provincia, según indica el último informe de Costos de Producción y Puntos de Equilibrio que elabora Acovi.
El informe que agrupa la asociación que agrupa a pequeños y medianos productores vitivinícolas se basa en un cálculo hecho en un escenario que es una finca de 15 hectáreas, sin contratista y siendo el productor -también dueño de la maquinaria- un monotributista. Allí, para el vino blanco escurrido, el rendimiento es de 200 quintales por héctarea y el precio del litro de vino al contado para el productor es de 2.10 pesos, según valores de la Bolsa de Comercio. El ingreso total por año es de 311.358 pesos (25.947 pesos al mes). Sin embargo, el costo total con amortizaciones prácticamente duplica esos valores: 644.176 pesos al año y 53.681 pesos al mes. El resultado final del ingreso total menos el costo total más amortizaciones es de -27.735 pesos al mes y -332.818 pesos al año. Conclusión: mínimamente hay que duplicar el precio del vino para apenas cubrir los costos.
Si a ese escenario se le agrega el fenómeno del granizo, las pérdidas por mes ascienden a 31.627, totalizando 379.521 en el año.
Para cubrir los costos con amortizaciones, al pequeño y mediano productor no le queda otra más que producir el doble de quintales en esas 15 hectáreas o bien, vender el litro de vino a 5,50 pesos, en lugar de 2,10 pesos, es decir, más del doble.
Y para cubrir costos en caso de que haya granizo. para el caso de ese productor con 15 hectáreas debería vender el litro de vino a 6,47 pesos.
De este modo, según plantea el trabajo de Acovi, se está muy lejos de pensar en la rentabilidad del negocio para el principal cultivo del campo mendocino, en el que sin dudas para el pequeño y mediano productor no hay políticas de inclusión, ni tampoco esperanzas de que el panorama cambie en los próximos meses.
Hace unos meses, el diputado nacional Roberto Pradines advirtió que “el precio real del vino y la uva no son rentables ni para el viñatero ni para la bodega” y que la presión impositiva “es asfixiante, alcanzado el 45%, histórico e impagable”.
La caída de la rentabilidad del sector, según productores, se debe a la suba de insumos y en la mano de obra, prohibición de aumentar los precios de la Secretaría de Comercio, una caída de ventas en el mercado interno y problemas para exportar.