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Clarín ieco –  25 de marzo de 2016

Todo indica que se viene una de las peores cosechas de uva de la historia de la vitivinicultura argentina. Así lo afirma una estimación reciente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), pero también informes privados de productores y bodegueros.

Para el INV, la producción pronosticada es de entre 1.966 y 2.062 millones de kilos de uvas para la vendimia 2016. La baja que estima es del 14%, ya que en 2015 se consecharon 2.398 millones de kilos (Ver infografía). Hay informes privados que hablan incluso de una caída del 20% en la producción. El desplome tiene un responsable sobre el cual ya habíamos advertido en este mismo suplemento en la edición del 20/9/2015: las inclemencias climáticas provocadas por el fenómeno “El Niño” que afectaron severamente a los viñedos (Ver El problema…). Es que a la primavera fría se le sumó un verano con precipitaciones por encima del promedio que traen aparejadas enfermedades fúngicas. Mendoza es la principal provincia afectada, pero hay bajas en todas las regiones productoras de uva.

El Niño y La Niña son dos partes opuestas de un fenómeno climático vinculado a las temperaturas del océano Pacífico conocido como la Oscilación del Sur. El Niño es la etapa cálida del ciclo e implica lluvias abundantes en Sudamérica (alternando alguna semana de sequía). ¿Y por qué ese nombre? Por el Niño Jesús, ya que suele aparecer en diciembre, en Navidad. Como contrapartida, La Niña siempre trae clima seco y frío. El Niño suele darse cada 4 o 5 años, pero también se presentó cada 2, es bastante variable, dura más o menos 1 año y, en general, ocasiona múltiples pérdidas.

“Recién llevamos cosechados el 20% de la superficie implantada. Estamos monitoreando la marcha de la vendimia, pero ya observamos que las pérdidas pueden ser mayores al 14% y llegar a superar el 20%, claro que se empezó con las variedades tempranas y todavía no se largó con las que más rinden”, dice a iEco Carlos Iannizzotto, productor y gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI). “En dinero, estás pérdidas, generadas por enfermedades como Peronóspora y Botrytis (Ver El Problema…) que son las que atacaron a los viñedos, pueden rondar entre 800 y 1.000 millones de pesos menos para el sector”, afirma.

La situación complicada ya se está observando en los precios. “Ya volaron. Se están viendo subas del 100% en la uva premium cabernet y malbec y un 80% en los genéricos como bonarda y syrah. La tonificación de precios es muy importante, más cuando se produce en un mercado que no existía. Igual, habrá que ver si se cubre la pérdida que venimos arrastrando de los productores y bodegueros”, subraya Iannizzotto.

El tema del precio es uno de los tópicos que más preocupa al sector desde hace tiempo. “En 2009 el kilo de uva estaba US$1, ahora US$0,50, sería bueno que se recuperara ya que los productores llevamos muchos años de atraso”, cuenta a iEco Andrés Ponte, quien participa con amigos de un emprendimiento en Mendoza.

En tanto, Carola Tizio, ingeniera agrónoma a cargo de Los Amores de Villaflores (70 hectáreas de viñedos, en el Valle de Uco, Mendoza), un viñedo liderado por Máximo Padoan y amigos que le vende uva  en su mayoría premium malbec a 12 bodegas, avala la merma productiva aunque con una diferencia de tono. “La merma existe y llega al 20% de la producción, por temperaturas bajas en floración o por el exceso de lluvias, pero vamos a tener menos uvas aunque muy buenas, con un mayor pH, por ejemplo”, destaca. Tizio, quien también está a cargo del proyecto Vicentín Family Wine, afirma que “el que curó y tomó medidas preventivas va a llegar en excelente estado. Hubo  pronósticos climáticos e hicimos tratamientos sanitarios. Claro que la presión es importante, y mantener el viñedo sano dentro de condiciones adversas implica mayores controles, curar ataques de hongos de manera temprana y mayores costos”, subraya.

Los bodegueros también están en alerta. “Hay menos producción que el año pasado y ya se observa un aumento en el precio de la uva de entre 40 y 50%. Se está pagando al productor un promedio de $6 el kilo por la premium”, comenta a iEco Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina. “Hay bodegas de Mendoza que están comprando en San Juan, pero esto no es un acontecimiento extraordinario. Además hay empresas con emprendimientos en ambas provincias”, explica. “Se están comprando uvas, principalmente tintas en el Valle del Pedernal en San Juan. Los valores que se ofrecen son similares a los de nuestra provincia. El tema es que muchas bodegas quieren asegurarse sanidad, ya que aparentemente El Niño ha sido más benévolo en San Juan que acá”, dice Bressia. Según se afirma desde el INV, la compra de uvas y vinos en otras provincias es lícita y habitual en la industria vitivinícola, siendo esta metodología una práctica entre privados. Además, se afirma que  el INV dispone de los mecanismos de control para que, tanto la materia prima como los caldos, sean correctamente identificados para su adecuada trazabilidad y con el fin de controlar que lleguen al mercado etiquetados como corresponde.

Respecto a este bajón en la actividad, en general, se sostiene que son los riesgos de producir a cielo abierto, sin techo. “La actividad agrícola es así. Con El Niño, llovió mucho, hubo heladas en octubre, hubo frío después de la floración en los viñedos, también granizo. A esto se suma que tuvimos dos o tres años de bajos precios, se produjo sobrestock de vino por la imposibilidad de exportar, en especial en el 2015, no se pudieron cuidar las vides, hubo falta de rentabilidad…”, asegura Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA), al tiempo que avala los datos de pérdidas que andan circulando. Ya el sector estaba débil y el clima armó el cóctel explosivo. “Todo esto derivará en una reducción de stocks y subas del 100%”, subraya.

Para buena parte del sector productor es la peor cosecha que se recuerde en el país. Los analistas barajan números, además de los citados; algunos calculan que la producción nacional que se avecina es la más baja en 50 años, pero a falta de cifras tan añejas, dicen que al menos es la peor en 12 años, según las cifras del INV desde el 2004. Para San Juan, la otra provincia cuyana productora, el panorama no parece tan sombrío como en el caso de Mendoza, ya que el año pasado se cosecharon 562 millones de kilos y para esta vendimia se estima una recolección de entre 560 y 590 millones. Ya se verá cómo evolucionan el mercado y la vendimia, recién se cosechó el 20%.

El problema de la fábrica a cielo abierto

Los males sanitarios que aquejan a las vides y que están generando tantas pérdidas, tienen nombre propio: Peronóspora y Botrytis. Según el INTA, la Peronospora es una enfermedad que tiene “elevada capacidad destructora cuando la temperatura y la humedad son propicias para su desarrollo. Producida por el hongo Plasmopara vitícola, ataca las partes verdes de las vides, en especial las hojas, que son los órganos más susceptibles”.

La Botrytis o Podredumbre Gris es una enfermedad, causada por el hongo Botrytis cinerea Pers, “la que más daños ocasiona en el viñedo cuando las condiciones climáticas (sobre todo lluvias) se producen en el período de maduración de la uva”.

Los análisis agrometerológicos de los oasis productivos de la región vitivinícola en el 2015 registraron un aumento significativo de precipitaciones: Hubo entre 370mm y 500mm, cuando el promedio histórico es de 360. Además, un tema principal en la temporada fue la gran incidencia de las tormentas graniceras con fuertes vientos, ocasionando considerables pérdidas.

Toda esta situación deriva en que la fruta será más chica y el proceso de vinificación para la uva se retrasará casi un mes. En el mercado interno se atrasa el ingreso y en el externo complica los precios de las primicias, porque se pierde la competitividad al perder los primeros lugares de llegada al mercado, explican en el INTA. No sólo la vinificación se ve afectada; en cuanto a la cosecha de uva de mesa, el INTA pone el acento en la diferencia fenológica que se ha acentuado debido al fenómeno de El Niño. Esto significa que en una misma viña pueden encontrarse racimos que maduraron y otros que no.

Claro que el que hace controles constantes y aplica tratamientos preventivos o tempranos en el viñedo tiene un mejor escudo ante la adversidad.

Por Liliana Cobelo

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