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Diario Los Andes, 17 de abril de 2016

El impacto que han tenido este año las contingencias climáticas sobre el costo de mantenimiento de un viñedo es muy importante. De hecho, según las estimaciones de un estudio elaborado por el ing. agr. Christian Tsallis de A&T, durante la temporada 2016 el ítem insumos y agroquímicos subió casi 50%, comparado con el 2015.

Este año los productores han tenido que incorporar un costo, el de feromonas, para combatir la Lobesia botrana, lo que significa $ 3.200 más por hectárea. Con estos números, mantener un viñedo en primera zona de Mendoza tiene un costo de $ 90.350 por hectárea. Esto representa un incremento del 47,3% en pesos en comparación con la temporada 2015, cuando el valor era de $ 61.328. Además, otro número significativo surge cuando se compara con 2011, cuanto el costo era de $ 20.995 pesos por hectárea. De este modo, la suba en cinco años es de 330%.

Estos cálculos surgen de un modelo de costos elaborado por A&T, en 100 hectáreas de viñedos ubicados en la primera zona, que tienen 5.500 plantas por hectárea, con riego por goteo, con uvas destinadas a la elaboración de vinos premium y súper premium y con una producción aproximada de 140 quintales de uva por hectárea.

Para llegar a los $ 90.350 por hectárea el estudio desglosa todos los costos que tiene que tener en cuenta un productor. En la estructura, la mano de obra directa representa el 31%. De una temporada a otra presentó un aumento del 33%.

Este año, el costo de este ítem fue de $ 21.660 por hectárea, mientras que en 2015 había sido de $ 16.200 por hectárea. Para el caso de cosecha manual y acarreo la suba fue más importante, ubicándose en 41%. Un productor de la primera zona necesitó en 2016 $ 16.317 por hectárea. Según estimó Tsallis, un fuerte impacto tuvo también el acarreo, que subió 35%, impulsado sobre todo por el aumento de los combustibles y lubricantes.

Por otro lado, los servicios mecanizados -maquinarias y fletes- sufrieron un incremento de 38% y tuvieron un costo por hectárea de $ 18.515, cuando el año pasado fue de $ 13.402. Aquí también, el combustible es lo que pesa sobre el costo total por hectárea.

Finalmente, en relación a los agroquímicos e insumos, el ingeniero responsable del informe explicó que el año pasado el costo por hectárea de este ítem había sido de $ 6.087, mientras que esta temporada pasó a $ 12.410. En este sentido, el incremento es de más del 100%, pero acá el tema es que se suma un nuevo gasto y es el de los difusores de confusión sexual para el control de polilla del racimo, que tienen un costo de $ 3.200 por hectárea.

Tanto es el cambio en la estructura que se produjo que este último costo el año pasado no estaba contemplado, así como el incremento de energía, que del año pasado a éste subió 100%; fueron los que impactaron sobre el número final. Sacando el fenómeno de la polilla, comparando los mismos productos que se usaron durante 2015 y 2016, el aumento fue del 50%.

Carlos Iannizzotto, gerente de Acovi, indicó que este costo mayor sólo ha podido ser asumido por algunos productores -hay que considerar que se necesitan aproximadamente U$S 220 por hectárea-, teniendo en cuenta que el año pasado la rentabilidad de muchos fue muy baja. Es por esto el pedido de ayuda a los gobiernos provinciales y nacionales. Es así que, sumados a los agroquímicos que se han usado para la botritis, “el costo de cosechar y mantener viñedos ha subido considerablemente”.

Una plaga que afecta al 50% de los viñedos

El avance de la plaga de polilla de la vid afecta aproximadamente 130.000 ha, es decir, más del 50% de la superficie vitícola de las provincias de Mendoza y San Juan. Esto se desprende de los datos aportados por las entidades vitivinícolas, a través del Iscamen y Senasa.

Frente a la preocupación y el avance que ha tenido esta polilla es que entidades vitivinícolas elevaron una carta dirigida al ministro de Economía, Infraestructura y Energía del Gobierno de Mendoza, Enrique Vaquié, pidiendo que el dinero remanente del operativo para compra de sobrestock vínico sea reasignado para el Programa de control y erradicación de Lobesia botrana (Ley 27.227). Según precisó Mauro Sosa, gerente de la Asociación de Viñateros y Bodegueros del Este, de manera urgente hay que solucionar este problema ya que está comprometida la sustentabilidad de la industria vitivinícola de Mendoza.

El monto que intentan sea redestinado a combatir esta polilla es el remanente de los $ 160 millones, con aportes de la Nación, destinados a la compra de sobrestock vínico.

Plata para combatirla
No obstante, el subsecretario de Agricultura y Ganadería de Mendoza, Alfredo Aciar, explicó a Los Andes que de este fondo sólo se han utilizado $ 40 millones de pesos, de los $ 50 millones que llegaron de la Nación. “Al conseguir el objetivo: quita de vino y suba de precios, es que el resto no va a estar disponible para otro fin, ya que desde el Ejecutivo no enviarán más dinero para otro objetivo no detallado o estipulado por ley en la partida presupuestaria”, detalló Aciar.

Sin embargo, dijo que tanto el Estado provincial cuanto el nacional están al tanto del fenómeno, y se está en conversaciones para poder solicitar mayores fondos -esta vez con el objetivo específico de combatir la Lobesia botrana- ya que al igual que las entidades, consideran que la partida asignada por la Nación es de $ 60 millones. Según lo informado por Senasa durante la reunión del Comité Técnico de la Ley 27.227 desarrollada el 29 de marzo en la Estación Experimental Junín del INTA, no alcanza para todas las hectáreas.

Según Carlos Iannizzoto, los 60 millones de pesos para la temporada 2016/2017, que en superficie equivalen al tratamiento de 16.500 hectáreas, no cubre el total de la superficie afectada por la plaga, ya que sólo alcanza para poco más de 12%. Así, “no es posible disminuir considerablemente la presión de la plaga, ya que si en unas fincas se trabaja para combatir la polilla y en otras no, seguiremos conviviendo con el problema”, estimó Sosa.

Explicó el dirigente que el método aconsejable es el de la confusión sexual, que debe utilizarse durante agosto y setiembre y evita la reproducción de la polilla de la vid racimo; recordemos que se la denomina así a la Lobesia botrana por los daños en calidad y cantidad. De hecho, puede disminuir hasta el 80% de la productividad de un racimo, por eso también la baja producción que habrá este año en Mendoza.

Para poder implementar la técnica, se deben utilizar emisores de feromona en todas las fincas. Ya que si algunas tienen y otras no, el problema es que puede seguir reproduciéndose.

Además, Sosa dijo que este problema tiene que tener respuesta por parte del Estado, ya que fue uno de los responsables de que ingresara a la provincia en 2010 a través de máquinas mal limpiadas desde Chile. Además, señaló, que “este año se está hablando de exportaciones y reconversión, pero sin uvas nada de esto se podrá hacer”.

Según estimó Alfredo Aciar, Mendoza necesitaría cerca de 300 millones de pesos para ese fin. Aseguró que “estamos convencidos de que este año llegará la ayuda del ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, que fue prometida durante el desayuno de Coviar” realizado en marzo.

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