Informe del Observatorio de Economías Regionales de ACOVI – Abril 2016
Actualmente, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) es un impuesto sumamente regresivo, ya que no discrimina quién consume el bien, afecta proporcionalmente a todos los niveles sociales y recae mayoritariamente en las personas de más bajos recursos, puesto que todos sus ingresos son prácticamente consumidos en bienes sujetos de IVA (alimentos básicamente), mientras que conforme los ingresos aumentan, hay mayores probabilidades de ahorro y de acceso a otros bienes, servicios o inversiones.
El mecanismo propuesto recientemente por el Gobierno Nacional consiste en la devolución del IVA mediante el uso de la tarjeta de débito para los segmentos más vulnerables (jubilados con mínima, beneficiarios de AUH y planes Progresar).
Según cifras del gobierno, unos ocho millones de personas son sujetos que podrían acceder a este beneficio.
A priori, parece ser una medida que no reduce ni palia la inflación, siendo que los más afectados son los de menores recursos por el aumento constante de precios. Si bien la medida permitiría un ahorro en la compra de los productos de la canasta básica (rondaría el 17% el ahorro si la devolución es completa ya que dentro de la canasta básica de alimentos hay productos gravados al 21% y otros al 10,5%), el beneficio recae directamente sobre la demanda, es decir los consumidores, mientras que del lado de la oferta o producción no se produce reducción de costos ni carga impositiva.
El objetivo de la medida sería una redistribución de los ingresos, en este caso se produce una transferencia de recursos, desde el Estado hacia el sector de menores ingresos de la población, es decir que la menor recaudación que soporta el Estado es consecuencia de que esos recursos se transfieren a los beneficiarios de la devolución del IVA, quienes terminan ahorrando el tributo fiscal. ¿Cuánto demorará la devolución? Este factor es importante para medir el impacto del ahorro fiscal ya que si la devolución se torna demorosa, el dinero que reciben vale cada vez menos por el efecto inflacionario.
También es importante destacar que para lograr el éxito de esta medida, se la debe acompañar con una labor cultural y educacional promoviendo el uso de la tarjeta de débito o compra como medio de pago, ya que este percentil de población no suele estar familiarizado con estos sistemas ni utilizan medios automáticos de pago, con lo cual la devolución del IVA no se percibiría.
Otro punto a considerar es la precariedad e informalidad de los comercios de barrio que generalmente no cuentan con la instalación de post-net para recibir estos medios de pago.
Definir estos aspectos y cuestiones prácticas será fundamental para determinar el resultado de la medida como una política redistributiva.