“…tiende a compartir, proteger y reforzar algo valioso en las relaciones…” (David Isaacs)
Al referirse al tema de las relaciones interpersonales, la “comunicación” juega un rol primordial, más aún dentro del ámbito familiar. En él suma importancia a la hora de poner frenos a los conflictos. Con una buena comunicación familiar se previenen grandes inconvenientes futuros.
Desde los distintos roles y jerarquías familiares se observan las múltiples formas de comunicar. Será distinto entre los cónyuges, padres e hijos o bien entre los hermanos; con el agregado de las diferencias propias del varón y la mujer, que merece un capítulo a parte.
La persona comunica de diferentes maneras y en forma permanente. Lo hace a través de un gesto, una caricia, del lenguaje, de la escritura, etc. Se manifiesta a través de la actitud y de la conducta. Quien quiere comunicarse lo expresa de acuerdo a su estilo y a la impronta que quiera darle al mensaje que comunica. Sin embargo, necesita de alguien que lo reciba, lo escuche, valore, pregunte y responda. Transformándose de a poco en un diálogo, pieza fundamental en las relaciones conyugales y familiares porque fortalece la armonía del hogar para que todos quieran volver a casa, luego de una larga jornada.
Por qué es importante “comunicar bien”: porque estabiliza las relaciones y vínculos de los distintos miembros de la familia, porque se aprende a conocer al otro, se demuestra el afecto, se acepta a los demás por lo que son y se genera una atmósfera de comprensión y empatía. Esto requiere de apertura: “hablar y escuchar”, ambas van de la mano y no se separan.
La Comunicación Familiar es una fuente generadora de virtudes, que necesita un ámbito propicio para arraigarse y es en la familia donde cobra todo su vigor, dado que en ella se transmiten los valores, se comparte, se crece y desarrolla, buscando siempre el bienestar de quienes la conforman.
Dolores Miranda de Peñaranda
Fundación Pilar