Según un estudio del Observatorio de Economías Regionales de ACOVI, el análisis de las distintas etapas de ciclo vitivinícola evidencia un camino hacia una actividad más concentrada. El informe consideró datos indicadores de la actividad en el ámbito de la producción primaria, elaboración y fraccionamiento.
Sin embargo, al compararse con otras producciones, como por ejemplo los sustitutos del vino –la cerveza y la gaseosa–, el vino se encuentra en una mejor posición, ya que el mercado de estas dos bebidas se encuentra prácticamente monopolizado. Mientras que en la cerveza dos empresas controlan el 93% del mercado, en el caso de las gaseosas las dos principales detentan el 84% del mercado, demostrando una concentración más marcada que la industria vitivinícola.
De la misma manera, en el caso de los insumos utilizados por el sector vitivinícola, también se encuentran evidencias de mayor concentración relativa. En el caso de los agroquímicos, una sola empresa controla el 88% del mercado y en fertilizantes y herbicidas las dos empresas líderes se apropian del 79% y del 77% del mercado, respectivamente, según datos que se extraen de la Corporación Vitivinícola Argentina.
Por otro, si se compara con otras economías regionales se observan casos con una concentración mucho más marcada. Lo mismo sucede si se analizan otros competidores mundiales; parecería ser que la industria vitivinícola goza aún en la Argentina de cierta diversificación.
En conclusión, si bien se observan evidencias de una mayor concentración en los distintos eslabones que componen la cadena de valor vitivinícola, la situación parece todavía mantenerse en un grado moderado de diversificación, con varios jugadores de tamaño grande, mediano y pequeño, que otorga cierta salud económica a la actividad. El desafío pasa por mantener este sano posicionamiento, con medidas que favorezcan la protección de los actores más pequeños, que son los que menos espalda tienen para sobrellevar los vaivenes económicos. Un ejemplo claro es la forma asociativa, que busca generar volumen y economías de escala para que pequeños productores puedan comercializar los vinos de la mano de la cooperación y la fuerza productiva, manteniendo la propiedad de sus tierras y complementándose integradamente.