Si bien aún restan algunas semanas para que se terminen las tareas culturales de poda y atado, en Mendoza los sectores productivos destacan, una vez más, la falta de mano de obra calificada para trabajar la poda invernal. Muchos ya comenzaron a trabajar en alternativas para suplir el bajo índice de trabajadores.
Más allá de las diferencias en cuanto a labores, todas las producciones concuerdan en que el problema es cultural y social. “La escasez ha llegado para quedarse”, manifestaron.
Vitivinicultura: mecanización, una asignatura pendiente
Desde el sector vitivinícola también repiten el problema de la falta mano de obra en las tareas de poda y atado.En el caso de Fecovita (Federación de Cooperativas Vitivinícolas) mencionaron que el trabajo se realiza en tiempo y forma, con cuadrillas organizadas en cada zona. En lo que respecta a costos, el último informe del Observatorio de Acovi, indicó que aumentaron 25% en comparación a la temporada pasada.
El ingeniero agrónomo Daniel Massi, jefe del área técnica de Fecovita, manifestó que el trabajo de poda está prácticamente terminado en lo que respecta a viñedos. “Lo único que queda a esta altura del año son viñedos abandonados. Mejoramos en los tiempos con respecto a 2016”.
Al ser consultado sobre las posibles causas del faltante de gente en las tareas de poda y en las zonas rurales en general, destacó que principalmente las condiciones de vida en el ámbito rural son desfavorables, lo que aleja a los trabajadores.
“Todo lo que es desarrollo rural no se cumple. Son objetivos difíciles de lograr y la escasez es fuerte. Los ingresos son acotados y no se ven realidades favorables. Es un combo que se junta”, explicó el ingeniero agrónomo.
“Las políticas públicas deben atender este problema. El faltante de gente para las tareas de campo, como la poda, no favorece a la producción ni a la provincia”, indicó Massi.
Por último, Fecovita ya planea un sistema de tecnificación que ayude a solucionar el inconveniente de la mano de obra. Según Massi, desde el cooperativismo se está pensando en un sistema de pre-poda mecánica para acelerar la tarea y tener menores costos.
“Dejaríamos todos los sarmientos parejos y, después, realizaríamos algunas correcciones manualmente. Son sistemas incipientes que se ven poco hoy, pero que paulatinamente van tomando lugar. El proceso de escasez de trabajadores de la poda hace que se acelere la mecanización”, deslizó Massi.
Durazno: a la espera de una mejora en la producción
Carlos Quinteros, representante de la Asociación de Productores de Durazno e integrante de la Federación Plan Estratégico de Durazno Industria (Fepedi), manifestó que la poda de duraznos está en la etapa final y que los tiempos se están cumpliendo. “Tuvimos unos pequeños inconvenientes para obtener mano de obra pero al haber comenzado la poda con anticipación, pudimos solucionar el faltante. Este año no ha sido tan grave”.
El dirigente puntualizó que, más allá de los trabajos intensos, en el sur hubo mucho abandono de fincas lo que complica la situación fitosanitaria. Sin embargo, la poda “está terminada en un 90%, en lo que respecta a durazno de industria”.
En cuanto a costos de la poda, Quinteros especificó que aumentaron entre 20% y 30% con respecto a 2016, sobre todo en la zona del Valle de Uco. Al destacar los gastos, un eje importante a analizar es que buena parte de los productores realizan los trabajos de poda con familiares o conocidos por lo que varían los costos finales según cada zona y superficies.
Por otro lado, el dirigente puntualizó que los trabajos de poda este año fueron intensos debido, sobre todo, a la mala cosecha de la temporada pasada, lo que generó que los árboles obtuvieran una mayor vegetación al no haber contado con producción en gran medida. “Hoy estamos con los frutales en condiciones óptimas”, dijo.
“Al no producir muchas frutas, los árboles tuvieron una vegetación importante. Lo positivo de la situación es que contamos con más posibilidades de mejorar la poda, ya que contamos con más alternativas en la tarea, qué carga dejar, etc. La planta tiene más vigor. Esperemos que las heladas no nos afecten”.
Desde todos los sectores quieren evitar que un proceso de poda mal realizado tenga consecuencias directas en las plantaciones como su envejecimiento precoz y una caída significativa en la producción.
Según lo mencionado desde la Asociación, la poda en durazno se realiza con trabajadores con experiencia, gente del lugar, con la que ya se ha trabajado. Desde el sector duraznero, aclararon que no hay grandes problemas con la calidad del podador pero sí con el número de ellos.
“El negocio no ha sido rentable. Hay muchísimas fincas aún sin podar, en la zona de San Carlos y en el corredor productivo. En las que sí se está podando, está interviniendo personal de otros países, porque no se consigue aquí”.
Pera y manzana: falta estructura
Luego de dejar atrás una temporada baja en cuanto a producción, la pera y la manzana se preparan para tener mejores rendimientos. Tomando como disparador lo ocurrido el año pasado, desde el sector comenzaron las labores culturales a tiempo.
Más allá de ir bien en los tiempos, aún cuentan con fincas atrasadas y el faltante de mano de obra se repite.
Armando Brunetti, presidente de la sociedad anónima que lleva su nombre, declaró que conseguir mano de obra calificada para las tareas de poda es cada vez más problemático en una producción que acarrea problemas de temporadas pasadas.
“El negocio no ha sido rentable. Hay muchísimas fincas aún sin podar, en la zona de San Carlos y en el corredor productivo. En las que sí se está podando, está interviniendo personal de otros países, porque no se consigue aquí”, explicó.
En este sentido, manifestó que la causa principal de la falta de gente y el desarraigo rural es por un mal ordenamiento territorial: “faltan barrios y estructuras alrededor de las zonas productivas. Se debe trasladar gente de otras zonas para el campo.
La gente no tiene comodidades, no tiene un lugar para vivir, no cuentan con una proveeduría, con escuelas, centros de salud. Ésa es la principal razón por la que falta mano de obra en el campo”.
Por otro lado, desde Brunetti SA también existe la preocupación por la lucha contra la carpocapsa. Según mencionaron desde la empresa, al no podar fincas (muchas abandonadas), tampoco se logra curar completamente los árboles, favoreciendo la propagación de polillas y la proliferación de enfermedades en fincas vecinas. “El sistema fitosanitario se complejiza al no podar curar en todas las fincas”, señalaron.
En el sector frutícola, al no contar con mucha mano de obra para podar, aumentaron sus costos. “Es una suerte de oferta y demanda”, explicó Brunetti. “Si uno no paga lo que los trabajadores piden, que muchas veces es superior a lo que exigen los convenios, no podan. Al contar con menos gente, los tiempos se alargan”.
Desde el sector de frutas, debido a este problema ya se piensa en tener el sistema moderno tecnificado de producción. “Es un cambio que hay que ir trabajándolo paulatinamente, lleva años. La tecnificación en Mendoza es una realidad incipiente recién pero es una solución. Sin embargo, mientras no se solucione el problema de costos laborales del campo, vamos a ir para atrás”, mencionó Brunetti.
El INTA planea la modernización tecnológica
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es consciente del faltante de trabajadores en los sectores productivos, tanto en las tareas de poda como en la cosecha. El licenciado en Economía, Raúl Novello, especialista en Economía Agrícola, de la EEA – INTA Junín, explicó que desde la institución siempre trabajan en capacitaciones de poda para los trabajadores. Sin embargo, apuntan a generar una tecnificación en el proceso.
“Trabajamos y capacitamos en poda a los trabajadores pero estamos trabajando fuertemente en la promoción de los modelos tecnológicos que dirijan la producción a sistemas mecanizados. Una de las tareas que buscamos mecanizar es la poda”, detalló el economista.
En este aspecto, Novello explicó que, por ejemplo, en los sistemas nuevos de plantación en olivos la poda es mecánica. Estos sistemas, según el economista, cuentan con 600 u 800 árboles por hectárea aproximadamente y los superintensivos oscilan entre 1.200 y 2.000 ejemplares. En este esquema productivo, la poda manual es sólo de formación de los olivos y el resto es poda mecánica. Los costos y tiempos, de esta manera, se reducen significativamente.
En el sector vitivinícola, en cambio, desde el INTA se está trabajando en la modernización de los viñedos, proceso que iría de la mano de una tecnificación en la poda. “La modernización hace que nos enfoquemos en la conducción de viñedos que pueden podarse mecánicamente. Así, se reducen costos y tiempos. Con la reconversión varietal, recomendamos al sector que se encamine la planta para los nuevos sistemas de poda mecanizados”, explicó el economista del INTA.
Por Lucas Minati. Diario Los Andes.