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De 19 actividades originadas en economías regionales, 11 evidenciaron signos de crisis en mayo y la vitivinicultura fue una de ellas. Así surge del último informe “Semáforo de Economías Regionales” que realiza CONINAGRO.

Se trata de un estudio que periódicamente realiza el departamento de economía de la entidad en base a datos oficiales y los informes de cooperativas a lo largo del país. En la presentación del informe puede leerse que “en el conjunto de las producciones con signos de crisis” se encuentran el vino y el mosto, con “mejora en las ventas que aún no son suficientes para compensar la suba de costos”.

En la óptica de Carlos Iannizzotto, presidente de CONINAGRO y directivo de ACOVI, estos movimientos “se dan en un contexto de costos internos, como la energía eléctrica y el financiamiento, en alza, en la que solo cuatro actividades (maní, mandioca, bovinos y algodón) han logrado mostrar signos positivos, aunque dos de ellos con algunas advertencias”.

María José Mescolatti, coordinadora del Observatorio de ACOVI, comentó sobre el panorama local que había “una cosecha récord que superó en 10% al pronóstico INV y más de 30% respecto del 2017”. Por otro lado, hay vulnerabilidad por los altos costos de producción movidos por el aumento de tarifas (que impacta en el riego), la suba de combustible y el tipo de cambio que impacta en los insumos.

“Las luces rojas son que el mercado interno no repunta. Pueden haber oportunidades en el mercado externo y en los mostos. Pero el mejor tipo de cambio no asegura por sí más exportaciones y los costos internos siguen en alza”, analizó Mescolatti.

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