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Ante el anuncio de reducir en un 66% el monto de reintegros por exportación, la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI) expresa que las medidas anunciadas generan incertidumbre en las economías regionales y en la vitivinicultura en particular. La decisión no trae previsibilidad ni tranquilidad porque ha sido inconsulta y de alguna manera cambia las reglas del juego.

Desde el cooperativismo vitivinícola consideramos que la situación es preocupante por otras situaciones a tener en cuenta, a saber:

  • Inflación: El aumento generalizado del nivel de precios de la economía doméstica que desde diciembre de 2017 hasta agosto de 2018 acumula un 22%.
  • Dólar: en los meses transcurridos de 2018 se observa un incremento del tipo de cambio de casi el 50%, sin señal clara aún de que pueda estabilizarse.
  • Combustibles: a lo largo de 2018, el mismo ha sufrido un incremento que casi llega al 30%.
  • Energía: la tarifa de energía eléctrica ha aumentado, en promedio, entre diciembre de 2017 y agosto de 2018 más de un 50%.
  • Dificultades para acceder a financiamiento con altas tasas de interés que superan el 40%.

Esta disminución de reintegros a la exportación que alcanza al sector vitivinícola es totalmente opuesta a lo solicitado en reiteradas oportunidades: aumentar los reintegros frente a un mercado interno cada vez más deprimido.

Según estimaciones preliminares, la desaparición de los reintegros implicaría para el sector vitivinícola pérdidas aproximadas por 55 millones de dólares, cifra que no pareciera arreglar ni corregir el abultado rojo de las cuentas públicas pero que es un monto sumamente importante para el sector.

Si contrastamos estos incrementos con la variación de los precios del vino tinto y blanco comunes, específicamente la evolución desde diciembre de 2017 hasta agosto de 2018, ambos se han retraído (-10,9% y -0,4% respectivamente según datos de la Bolsa de Comercio de Mendoza). Esto significa que los ingresos del productor incluso se han visto disminuidos y no han acompañado la suba en los costos, producto de las variables antes analizadas.

El aumento del dólar podría significar un estímulo a las exportaciones, pero el atraso en algunas economías regionales es tal que el aumento no compensa la rentabilidad. Aquí se apunta a un recorte público sin fijarse en la parte productiva, igual que con el Fondo Solidario que recibían provincias y municipios para hacer obras de infraestructura hídrica, vial y energética.

Consideramos que, con medidas de este tipo, la orientación económica actual no es la de un perfil productivo con intenciones de darle un mayor potencial al campo. Estamos convencidos de que el Gobierno puede recaudar más apostando por generar trabajo genuino y mayor empleo para toda la industria, promocionando las exportaciones y teniendo un perfil exportador más agresivo, en vez de aplicar medidas que reduzcan la competitividad.

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