A lo largo de todo el año pasado Acovi trabajó junto a con equipos del PROSAP (Programa de Servicios Agricolas Provinciales) y UCAR (Unidad para el Cambio Rural), y realizó un análisis de las distintas cooperativas, y de la situación de cada una con respecto a la potencialidad para desarrollar enoturismo. Se observaron diversos aspectos como ubicación geográfica, entorno paisajístico, infraestructura, accesos y otras cuestiones, y en base a ello se hizo un primer análisis de cuáles son las que, en un principio, tendrían más facilidad para desarrollar el enoturismo. Esta iniciativa sigue abierta a todas aquellas cooperativas que quieran hacer un esfuerzo y sumarse al proyecto.
En base a la iniciativa de las cooperativas se haría un relevamiento de las inversiones o de las refacciones que habría que realizar para cuantificarlas, y ver el monto de las mismas, y buscar algún tipo de financiamiento y apoyo para poderlo llevar a cabo.
“Lo que se ha detectado y es una de las fortalezas –confirma Maximo Torres de Acovi – es que apunta a un segmento de turistas que no está acorde a la oferta que hoy existe en Mendoza, que es un turismo muy caro, de alta gama, apuntado a determinado tipo de turistas. Hay muchos turistas que quedan fuera de eso y la idea es ofrecerles hacer algo razonable, de buena calidad, y a un precio acorde”.
Otra ventaja que tiene es que además de la oferta turística en sí, el enoturismo cooperativo permite ver cómo trabaja la gente, en los otros casos, no se ve el factor humano asociado a todo eso. Apuntamos a poder ofrecer una visión más integral de la actividad vitivinícola.
Otra cuestión que también fortalece y destaca este proyecto es que va a permitir que el turista vea la actividad cooperativa, que el cooperativismo y el asociativismo son posibles y que son rentables, y que la gente se puede desarrollar a partir de esos esquemas.