Por Luis Fermosel – la.fermosel@gmail.com
Del tema se venía hablando extraoficialmente entre los diferentes actores de la actividad, pero la publicación de Los Andes, sobre la intención de impulsar un proyecto de Asociatividad Vitivinícola, que lanzó el Ministerio de Agricultura de la Nación en la Provincia, constituyó un disparador de la reacción en cadena.
Porque, se asegura, se trata de una iniciativa que podría resultar interesante, pero que corre el riesgo de no alcanzar sus objetivos como consecuencia de las dificultades que puede llegar a encontrar en el momento de la comercialización.
“No tiene una marca reconocida y ello significa un problema, no por casualidad las grandes empresas se encargaron de comprar también las marcas y, en el caso de Fecovita, se quedó con las que tenía Giol”, dijo un bodeguero, mientras la respuesta llegó desde los impulsores del proyecto, que indican que podría canalizarse a través de la Red ComPrAr y también utilizar como boca de expendio el Mercado Central, que recibe diariamente a más de 70 mil visitantes y la posibilidad de llegar a más de 600 puntos de venta a lo largo y a lo ancho del país.
De acuerdo con los funcionarios nacionales -en Mendoza el impulsor es el titular del INV, Guillermo García- la intención es alcanzar una mega estructura asociativa entre productores del Este, del Valle de Uco y del Sur y que ya han anticipado su adhesión la Cooperativa Agraria de Productores del Este, la Cooperativa de los Contratistas; la Cooperativa San Martín y otras dos de General Alvear, junto a bodegas de Tupungato.
En una próxima etapa podrían sumarse sus pares de San Juan, La Rioja, Catamarca y Salta. También se señala que es una forma de enfrentar lo que para ellos es la concentración vitivinícola que perjudica a los productores, en lo que a precios se refiere.
Las entidades prefirieron no explayarse en demasía sobre el tema, aduciendo el desconocimiento del mismo. “Nos hemos enterado por los diarios”, dijo Sergio Villanueva, de la Unión Vitivinícola Argentina, quien agregó que, ni la entidad, ni la Coviar fueron consultados.
Destacó que la iniciativa puede resultar positiva en la medida en que se actúe en forma realista y que no termine frustrando a la gente, aunque aclaró que “cuando se está incendiando el patio trasero, hablar de gastar 100 millones de pesos en un proyecto de comercialización no parece ser lo más adecuado. Debemos advertir -dijo- que en vitivinicultura, todo lo que no se hace por consenso suele terminar en fracaso” y manifestó su sorpresa por la creación de una cooperativa que va a competir con Fecovita, que también fue impulsada por el Gobierno.
Para Juan Carlos Pina, de Bodegas de Argentina, “el problema no es la asociatividad, sino la inflación, la paridad cambiaria y la presión impositiva. Son las medidas macroeconómicas nacionales que tienen que ser atacadas. Hace cuatro años, cuando podíamos exportar, no teníamos este problema”, mientras Mauro Sosa, del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este expresó que “si bien conocíamos informalmente el proyecto, no es un tema que haya pasado por las entidades. Estamos de acuerdo con todo lo que tenga que ver con la venta de vinos porque permite sacar excedentes, pero salir con una marca desconocida obliga a trabajar a largo plazo”.
Tanto las entidades como los actores afines a la actividad coinciden en señalar que si se detuviera la inflación y se modificaran algunos aspectos relacionados con las retenciones los inconvenientes se solucionarían y no haría falta impulsar cooperativas. Destacan que en la Argentina las afectadas son las economías regionales, no sólo la industria vitivinícola y que todo parte de un mismo problema, la política económica implementada por el Gobierno nacional.
Destacan, por otra parte, que iniciativas similares anteriores no dieron resultados y como ejemplo ponen lo que sucedió en la década de los 90, con la marcha de productores del Este hacia la Fiesta de la Vendimia. “En aquel momento -dicen- reclamaban un préstamo del Estado para poder alquilar una bodega y elaborar el vino propio, a los efectos de no tener que depender de las grandes empresas. Recibieron 200 mil dólares, pero dijeron que necesitaban también vino y mosto para comenzar la cadena de comercialización. Por eso les dieron millones de litros de vino y de mosto.
Poco después, por problema internos, se conformó una nueva cooperativa, que reclamó lo mismo y se lo dieron. Al poco tiempo se diluyeron las dos cooperativas (Prinze y Vineste), pero no devolvieron el préstamo y el vino y el mosto desaparecieron…”, destacaron, para agregar que “mucho más cercano en el tiempo, sólo un año atrás, se le otorgó una bodega a los contratistas para que elaboren su propio vino, pero no sabemos si el proyecto funcionó o no”, razón por la cual decidieron no emitir opinión en este tema.
Por otra parte, las críticas también recaen sobre los funcionarios nacionales y provinciales. Sobre el ministerio de Agricultura, porque aplica iniciativas cuando es consciente de que el problema es otro, el de la inflación y la falta de competitividad de los vinos en el exterior y sobre el ministro local Marcelo Costa “porque insiste en el tema de la concentración, cuando también sabe que el problema pasa por otro lado”.
Pero los planteos más serios fueron sobre el titular del INV, Guillermo García, “porque ha distorsionado los roles y convertido a un organismo técnico, en uno que se involucra en políticas vitivinícolas”, recordando en ese aspecto a la posición del INV sobre el bag in box, sobre el vino turista y sobre diversos aspectos de la actividad.
Frente a esos planteos, el titular del INV, Guillermo García defendió el proyecto indicando que “es absolutamente viable, porque está tomando la mirada desde el mercado y de un modelo exitoso, que está basado en calidad, en innovación, en economía de escala, en estrategia de mercado, en imagen. Hay que desarrollar la marca, pero eso se logra poniendo plata, sólo hay que ir a buscarla”.
Dijo que hay unos 30 grupos, que representan a mil productores interesados en la iniciativa y que se sumará a gente de San Juan y de La Rioja. “El proyecto -señaló- apunta a hacer crecer el mercado y parte del diagnóstico de que la ley de fraccionamiento en origen dio genuinidad, pero nos hizo perder fuerza de venta”.
Por último y frente a los planteos sobre la función del INV, dijo su titular que “no estoy actuando como INV, sino como Guillermo García, representante del Ministerio de Agricultura de la Nación. Simplemente estoy trabajando y critico a los que sólo toman café. Estoy trabajando también en otras propuestas, buscando soluciones, no problemas”.