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Podemos recorrer nuestro extenso país y maravillarnos por su diversidad de producción. El tabaco, los cítricos y el azúcar en el Noroeste; el arroz, el algodón y la yerba mate en el Nordeste; la lechería, loscereales en la región pampeana; la vid, el oliva y el ajo en la región de Cuyo, frutas como pera y manzana en el Sur, un abanico interminable y muy difícil de enumerar, pero que sin duda evidencian una gran potencialidad. Sin embargo la suba de los costos internos empujados por la inflación, el atraso cambiario y la creciente presión fiscal complican la actividad de este sector. Para conocer esta problemática hablamos con el Dr. Carlos Iannizzotto, abogado mendocino de 60 años, padre de 10 hijos y dirigente cooperativista (actualmente ocupa la vicepresidencia de Coninagro). Productor vitivinícola, conoce profundamente las penas y las alegrías de quien trabaja la tierra.

–¿De qué hablamos cuando decimos “economías regionales”?

–Estamos hablando de la identidad productiva y de la identidad cultural y social de nuestro país. Estamos hablando de trabajo, ya que aproximadamente están vinculadas con el 9 % de PBI, con 600 mil puestos de trabajo, o sea un 30 % del empleo. La Argentina está dotada para alimentar a 400 millones de habitantes, un número muy importante en la producción de algo que el mundo reclama en este momento como sonlos alimentos. Esto demuestra el potencial que tenemos.

–¿Cada economía regional tiene sus propias lógicas? ¿Qué las une?  

–Cada una de estas economías tiene reglas propias, su formación de precios, sus tipos de trabajo. Por ejemplo, en la vitivinicultura es muy clara la figura del contratista, que no existe en otra economía regional. En la pampa húmeda está la figura del peón rural. Entonces vemos un entramado muy rico, muy variado de cómo se van armando las estructuras económicas, sociales, culturales. Todas con un factor común que es, sobre todo, ser muy inclusivas.

–Sin embargo existe una brecha muy grande entre el precio que paga el consumidor y el que recibe el productor.

–Ese es el gran problema de la actualidad. Hay expulsión de productores porque cada vez tienen menor participación en el precio final. Hay varios elementos distorsivos. Hoy, por ejemplo, se paga $1,80 el litro de vino al productor y en la góndola, el más barato sale $18. ¿Qué ha sucedido en el medio?: inflación en el corcho, en la botella, en la etiqueta, marketing y publicidad, y un margen de ganancias que las empresas no están decididas a renunciar. ¿Todo eso cómo se ajusta? Se ajusta para abajo, o sea en el precio que se paga al productor. Si a esto le agregamos que hay un mercado con inflación, presión tributaria y una alta tasa de interés, se produce una distorsión mucho mayor.

–¿Las economías regionales tienen posibilidad de exportar?

–Lamentablemente la situación macro no ha favorecido en los últimos años, hay sobre-stock interno. Aparentemente eso sirvió en un principio para bajar el precio interno, pero sucedió que, como el productor no era rentable, cada vez produjo menos. Y al producir menos, hay menos leche, hay menos carne, hay menos tabaco, menos arroz, menos trabajadores y el precio sube.

–¿Cuál es el rol del cooperativismo dentro de las economías regionales? 

–El cooperativismo ocupa el 35 % de la producción. Existen cerca de 120.000 productores asociados e integrados y son la base de la economía solidaria. En el consumo representa un promedio del 20 % del total del país. También existe una integración vertical que  une la producción primaria, la industria y  el consumo, es decir, la comercialización. Es el momento en donde se hace más fuerte el cooperativismo porque acerca al productor con el consumidor, sin intermediarios y puede ofercer un producto noble, de calidad y de mejor precio. Uno de los grandes problemas que tiene la economía del mundo es la concentración de la demanda y una oferta atomizada. Entonces, si estoy solo hacen conmigo lo que quieren. El cooperativismo viene a romper eso. Debemos fomentar la integración y el asociativismo para poder establecer un mercado y una sana competencia, y evitar la concentración en pocas empresas. Si no, el ajuste lo sufre el que menos retribución recibe.

–Hay una iniciativa muy interesante que es el Observatorio de Economías Regionales de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas), ¿de qué se trata?

–Se trata de tener información. Siempre ha sido así, pero hoy más que nunca y debido al avance tecnológico de cualquier empresa grande o chica, un productor tiene que estar bien informado. El intercambio comercial se hace tan rápido y tan vertiginoso, y está tan vinculado con los precios a nivel internacional por las comunicaciones, que el productor tiene que estar informado día a día de lo que pasa en el mundo. Este trabajo que realizan varios expertos, lo compartimos en la página web:www.acovi.com.ar/observatorio/.

Nota publicada en Revista Ciudad Nueva – Argentina

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