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El 9 de Julio la Argentina conmemora el día de su independencia (fecha tantas veces confundida con el 25 de Mayo), recordando el momento en que, los criollos, habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declararon el fin de la dependencia de España y de otra dominación extranjera.

El camino a la Independencia ya había sido allanado por lo realizado el 25 de Mayo de 1810, la organización de nuestro primer gobierno patrio. Pero para 1816, las cosas distaban mucho de ser como lo eran seis años atrás: Fernando VII había sido liberado de su prisión en Valençay; Napoleón había sido derrotado en Waterloo en 1815; y en el plano interno, el Ejército del Norte había sido duramente derrotado en la Batalla de Sipe-Sipe, sólo por nombrar algunos acontecimientos.

1816, por tanto, se inicia con un clima cargado de tensión: Fernando VII inicia la restauración monárquica, decidido a recuperar los territorios americanos para la Corona. Mientras tanto en el Río de la Plata, apremiados por numerosos inconvenientes, la Junta de Observación convoca a un congreso nacional a reunirse en la ciudad de Tucumán.

El Congreso inició sus sesiones el 24 de marzo de 1916. Contaba con la presencia de diputados de nueve provincias. Algunos, figuraban desde los primeros tiempos de la Revolución, tales como Paso, Pueyrredón, Anchorena. Para presidir el mismo, se designó al diputado Medrano.

Los congresales escucharon la voz de San Martín, quien se hacía oír a través de su correspondencia con Tomás de Godoy Cruz, diputado por Mendoza. En ellamanifestaba su deseo de una Patria Independiente: “¡Hasta cuándo esperamos para declarar nuestra Independencia! ¿No le parece cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y la cucarda, y por último hacer la guerra al soberano de quien el día se cree que dependemos?¿Qué nos hace falta más que decirlo?…”. También Manuel Belgrano se había hecho oír en una sesión secreta fechada el 6 de Julio, expresando sus consideraciones.

Así, el 9 de Julio el Congreso declara la Independencia de las Provincias Unidas de la América del Sud con respecto a la dominación de los reyes de España. Bien dice Ernesto Palacio, que con esta declaración se daba estado legal a una situación de hecho ya existente. Conocidas las noticias de la invasión portuguesa al Río de la Plata, Medrano propuso, el día 19, que se agregara al acta “y de toda dominación extranjera” y el 25 se adoptó la bandera creada por Belgrano. Una vez declarada la independencia, comenzó a debatirse la forma de gobierno que se adoptaría, discusión que merece una atención aparte.

Dejando un poco de lado el relato histórico, debemos preguntarnos qué importancia tuvo, para la futura Argentina lo sucedido el 9 de Julio. Hago mía la idea de la Prof. Silvina Martínez, sobre la independencia: fue un hecho que sucedió, pero es también algo que debe actualizarse. En un tiempo en el que dependemos de tantas cosas externas, a veces sin darnos cuenta, o nos hacen ceder nuestra independencia cultural o económica a dominaciones extranjeras, debemos mantener la bandera de la misma en alto. Ser indiferentes a nuestra independencia, nos volvería todo lo contrario: ser dependientes. Y, ¿qué es la dependencia? No es sino estar atado a otro. Una nación es dependiente cuando las decisiones que se toman en ella están sujetas a otro poder que no es propio.

Pensemos este 9 de Julio qué hacemos, como habitantes de este suelo, para consolidar nuestra independencia. Si estamos dispuestos a ceder nuestra tierra con sus dones, nuestras costumbres, nuestro ser nacional, a otras potencias que buscan beneficiarse de lo nuestro, o la defendemos a regañadientes.

No olvidemos los sacrificios que hicieron tantos hombres para que fuéramos una nación independiente, reconocida y respetada ante otras; valoremos lo que aquellos en el pasado, y tantos otros en la actualidad, trabajaron y trabajan por conservar la independencia, otorgándoles el reconocimiento merecido. Rescatemos del olvido nuestras costumbres y tradiciones para que las nuevas generaciones las conozcan y se nutran de ellas.

Un pueblo es fuerte cuando prefiere lo suyo antes que lo ajeno, sin despreciar lo de afuera. No nos olvidemos de lo nuestro, muchos dieron su vida por esta nación. No los traicionemos. ¡Feliz 9 de Julio!

Por Melisa Naser

Estudiante de la carrera del Profesorado en Historia

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