Publicamos un fragmento de la nota de Carlos Manzoni | LA NACION sobre las Economías Regionales y la visión de Carlos Iannizzotto, vicepresidente de Coninagro y gerente de Acovi.
La baja de los precios internacionales de sus productos, junto con la alta inflación, la presión tributaria y el atraso cambiario, hirió de muerte a producciones tradicionales del país.
(…) Más allá de la inflación, la carga tributaria y la caída de las commodities, que atraviesa a todas por igual, muchas de ellas tienen problemas propios de la actividad, que agravan aún más el panorama. Carlos Iannizzotto, productor vitivinícola y vicepresidente de Coninagro, destaca que las ventas en el mercado local cayeron 4 y 15%, en el mercado local e internacional, respectivamente. “Hay una concentración en la demanda [de uva y vino] muy grande y una oferta muy atomizada [productores pequeños que no pueden poner condiciones en el precio de su producto]. Un precio es el del vino en la góndola y otro el que recibe el productor. A su vez, en el mercado de vino internacional también hay mucho producto”, describe.
A todo esto hay que sumarle que también hay un sobrestock de mosto, que es fijado por las provincias de San Juan y Mendoza, a partir de un porcentaje anual que sirve para regular la actividad. Esto funcionó como un precio mínimo de mercado, que impulsó la oferta de uvas de calidad media, y el esquema cerraba con el aporte del Fondo Fiduciario de Mendoza para sostener el precio a los productores. Todo estuvo bien hasta que el precio internacional del mosto empezó a caer, debido a un aumento por parte de China de la producción de jugo de manzana (un sustituto).
Según Iannizzotto, el sector tiene problemas con el mosto (que ya intenta colocar como endulzante a nivel local, pero que encuentra la oposición de los proveedores tradicionales), con los vinos comunes y con los productos premium.
Todo eso confluye en una menor colocación de botellas en el exterior, una sobrecarga del mercado interno, una caída del precio en góndola debido a la sobreoferta y un pago bajo al productor. Un dato habla por sí solo: mientras que en 2011 se cosecharon 23 millones de quintales promedio con 1300 establecimientos; el año pasado se levantó el mismo volumen con 680 establecimientos.
LA CRISIS EN PRIMERA PERSONA
Guillermo Barzi
Productor frutícola, Río Negro
“Estamos ante una tormenta perfecta, con costos internos crecientes en dólares, devaluación de las monedas donde exportamos y un peso apreciado en la Argentina”
Oscar Pereyra Demaldé
Productor de uva, Mendoza
“Acá, un productor que trabaja su finca lleva cinco años de inflación y aumento de todos sus costos. Tiene que sobrevivir con precios bajos y hasta salir a ganarse la vida con otra cosa”
Hugo Iturraspe
Presidente de la Sra de Santa Fe
“Hay una evidente situación de parálisis general en los pueblos como consecuencia de todo lo que sucede con la lechería y la baja del precio de la soja”
David Klappenbach
Trabajador petrolero, Chubut
“El impacto directo de la crisis externa sobre el presupuesto provincial no demorará en mostrar su efecto dominó sobre la economía provincial, fuertemente ligada al termómetro petrolero”
Raúl Merlo
Productor de lana, Chubut
“Estamos en una verdadera crisis, que se ha trasladado a los que trabajan en la esquila. La exportación de lana se redujo 45% en los últimos cinco años”
Ricardo Rigoni
Productor de naranjas, Entre Ríos
“Esta es una provincia [Entre Ríos] donde no hay productores concentrados, porque son pequeños emprendimientos en muchas manos. Pero hoy todo eso peligra”
Diego García Luchetti
Pte. de la Cámara argentina de armadores de buques pesqueros
“Tenemos al peor socio que es el Estado. Las retenciones ya no tienen razón de ser. No quieren devaluar y asfixian a las empresas. Necesitamos oxígeno. Nos deben millones en reintegros”
Con la colaboración de José Bordón, Amalia Eizayaga, Pablo Mannino, Gabriela Origlia, Darío Palavecino, Jorge Riani y Ana Tronfi