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Por Diario Los Andes. Sábado 9 de julio de 2016.

Es una tarea propia de estos meses pero cada año es más cara. Según reciente informe de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, las labores de poda y atado, para un viñedo por hectárea requirió unos $ 9.267.

Datos del reporte destacan que del costo total del laboreo el 88% corresponde a gastos inherentes al recurso humano contemplando los costos laborales con aportes y el costo de oportunidad del propietario por atender, gestionar y controlar estas tareas. En esta estimación no se consideran las labores de pre-poda, sino que se analiza el caso de un laboreo tradicional. Teniendo en cuenta un productor de unas 15 hectáreas, el costo total en poda y atado es de $ 139.000.

“Comparando con el año pasado, el costo de estas tareas se ha incrementado 30% respecto de 2015, movido principalmente por la actualización de los salarios por convenio para el caso de empleados de viña. Al analizar la composición de los costos totales del ciclo productivo vitivinícola, según estimaciones propias del Observatorio de Acovi, estas actividades representan cerca del 15% al 16% del costo total (sin amortizaciones), el cual según datos actualizados a junio, ascenderían a $ 56.200 por hectárea y anuales”, indica el estudio realizado desde la cámara de cooperativas.

Año con alta demanda

Tras varios años donde los trabajos de poda y atado se han tratado de llevar a su mínima expresión, este año, animados por los mejores precios percibidos, los productores han puesto mayor empeño en esta labor cultural.

“Este año se ha tomado más gente temporaria que en otros años. Lo que pasó es que como había mucha oferta laboral, las empresas en un principio pretendían pagar $ 100 la hilera, pero al ver la cantidad de personas que se ofrecían a trabajar bajaron a $ 60 ó $ 70 por hilera. Hubo una gran mayoría que realizó estos trabajos en negro, algo que denunciamos, pero no que no recibimos respuestas”, indicó Luis Pedernera, secretario general de Foeva.

El responsable gremial estimó que esta labor, con los aportes correspondientes debería pagarse entre $ 120 y $ 130 la hilera, algo que sucedió en pocos casos.

En tanto, Carlos Iannizzotto, gerente de Acovi indicó que “este año el productor de uva tinta gracias a los incrementos de precios ha podido realizar todas los labores culturales, a pesar de los incrementos. Sin embargo, para el caso del productor que tiene más de 20 hectáreas de uva blanca, los costos de poda están generando problemas”. 

Agregó: “es que para ellos, el costo salarial (35%), tarifas eléctricas e insumos, han impactado debilitando las posibilidades que tienen los productores para realizar las labores, como la poda. De este modo, es que muchos están haciendo una tarea no tan aconsejable y tradicional como es podar. Técnicamente, no atan, trabajan con pitoneo, van más rápido, pero no se aseguran el futuro de la planta. Ni hablar de cambios de palos y fertilizantes”. 

Cómo adecuar el sistema

Alberto Santarelli, jefe de la AER INTA San Martín, Mendoza, comenta que en toda la zona Este, especialmente en Rivadavia, Junín y San Martín, se observan situaciones que influyen directamente sobre la poda. En este sentido destaca que aquellos viñedos que fueron seriamente dañados por las tormentas graniceras, con situaciones particulares en cada caso, en general, van a tener que podarse con poda pitón o poda corta para darle la posibilidad a la planta de renovarse y sanear su canopia y su follaje para la próxima campaña en miras a un año de poca producción pero de recuperación de su material verde.

Agregó: “Otra alternativa, para aquellos viñedos que no tuvieron grandes daños de granizadas y se cosecharon en mayor o menor medida y cuya planta terminó con mayor follaje podrán volver a la poda tradicional, de pitón y cargador, tal vez con una menor cantidad de yemas, al momento de elegir la próxima producción, influenciado por los danos climáticos que hubieron y la mayor caída de hojas al momento de la peronospera en la etapa tardía. Consecuentemente es seguro que la mayoría de los productores tendrán que trabajar con una cantidad menor de yemas y esperar una producción menor para el próximo año, pero tratando de restablecer toda la canopia de la planta para años más promedio”.

Por María Soledad González.

 

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