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Informe de la Comisión de Ingenieros de ACOVI

Después de la intensidad de la cosecha, mayo y junio ofrecen un cierto remanso a los productores frutihortícolas. Sin embargo, en cuanto se caen las hojas se puede empezar con la poda y es el momento propicio para aplicar herbicidas para las malezas anuales.

Fabián Ruggeri, ingeniero agrónomo integrante de Acovi (Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas), coincidió en que las heladas ya han hecho su efecto en ciertas localidades y hay viñedos que están en condiciones de empezar a podarse. En cambio, en aquellos lugares en los que no se han caído todavía todas las hojas, es preferible esperar un poco más, porque todavía hay movimiento de savia. Y también indicó que es el momento de aplicar algún herbicida, antes de que bajen más las temperaturas, para asegurarse de matar los yuyos de invierno y pasar los próximos meses sin grandes complicaciones.

Al momento de comenzar la poda, detalló Ruggeri, lo recomendable es ver cómo ha reaccionado la planta el año anterior. Si brotó con mucho vigor, se pueden dejar más cargadores, pero resaltó que no deben ser muy largos, sino de 6 o 7 yemas. En este sentido, indicó que hay un concepto erróneo de dejar más largo el cargador, cuando lo que hay que asegurarse es que sean de una extensión acotada y definir la cantidad.

El ingeniero también aconsejó tener en cuenta si se va a poder colocar abono y guano, y cuál va a ser la disponibilidad de agua y en función de eso planificar la poda. Si el productor sabe que no va a poder invertir mucho en fertilizantes, lo ideal es reducir un poco el número de yemas, para que con el vigor natural provisto por las reservas de la planta, puedan crecer. En cambio, si va a poder suplementar, se pueden incrementar la cantidad de yemas. Y lo mismo ocurre con el riego.

Ruggeri destacó que en el momento de la poda se define la producción del año siguiente, por lo que un error puede ser determinante. Por eso es importante también que esta tarea se confíe a personas capacitadas. Asimismo, agregó que es muy común que se saque la última yema del cargador, cuando en realidad, al retirarla, la fuerza pasa a la que queda en la punta, por lo que se pierde tiempo en una labor innecesaria.

El especialista de Acovi señaló que los productores vitícolas acostumbran colocar guano en el mes de julio, porque disponen del tiempo para realizar la tarea. Pero el problema es que cuando vuelve el agua, después de la corta anual, se suele realizar el lavado del suelo para retirar las sales. Con eso también se lavan los nutrientes del fertilizante, por lo que es mejor colocarlo a mediados o fines de setiembre, que es cuando lo pueden aprovechar las raíces, porque ya están en movimiento.

De todos modos, si bien lo habitual es que no haya agua disponible para el riego superficial entre mayo y julio, este año habrá un turno en mayo y otro en junio, porque el dique Potrerillos está lleno y deben seguir erogando agua. De ahí que lo ideal sería realizar ahora el lavado de suelo –algo que sólo pueden hacer normalmente quienes tienen una perforación- y entonces sí, colocar el guano en julio, asegurándose de que los riegos posteriores no sean demasiado profundos.

Ruggeri manifestó que si bien la situación del productor es muy crítica, es un ahorro mal entendido no fertilizar o no curar, porque las pérdidas que se tienen en el futuro son muy superiores a ese supuesto cuidado del dinero. En cambio, lo que se debe hacer es tener la cantidad de superficie que puede trabajar correctamente. No tiene sentido, indicó, tener 20 hectáreas en producción si sólo se pueden mantener 10, ya que estas producirán plenamente. “Es un pequeño cambio para empezar a ser un empresario agrícola”, planteó.

Fuente: Los Andes

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