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El contexto actual es muy difícil. Como venimos advirtiendo desde el sector cooperativo en los últimos meses, la situación es muy complicada para toda la cadena vitivinícola y en especial para el productor.

Los tiempos pasan y la angustia de los productores va en aumento. A pesar de las conversaciones y el buen diálogo con el Gobierno y distintos sectores de la Economía -algo que debemos destacar-, las medidas que el sector necesita no salen.

Por ejemplo, el título (TIVI), que fue consensuado y en principio ha generado mucha expectativa en toda la industria. Pero estamos a la espera de que se implemente con la velocidad y la urgencia que el productor necesita para que se tonifique el precio del vino.

Además, luego de la poda, que es cuando el productor ha hecho el máximo esfuerzo porque sabe que es una parte esencial dentro del ciclo vitivinícola, si no hay recursos, luego no se fertiliza ni se realizan las labores culturales, lo que repercute en el freno de la mano de obra y en la pérdida de la calidad y la cantidad de la uva que vamos a cosechar.

Esta es la urgencia que desde el sector cooperativo reclamamos, mientras se realizan iniciativas como el viaje a Rusia, la cual felicitamos y consideramos una buena oportunidad para un nuevo mercado externo.

Si se hubiera implementado con anterioridad lo del TIVI para sacar el excedente, el productor recibiría una señal de que comienza a tonificarse el precio. Y cuando el productor ve eso ya cambia el humor y empiezan a articularse otras medidas que pueden ir ayudando. Así el ciclo de la crítica se revierte y comienzan a haber mejores perspectivas.

Es importante que la inacción actual se revierta con la urgencia y necesidad que requiere la situación para que no se produzca un “efecto cascada” que perjudique lo que sí funciona, como el Crédito Cosecha del Fondo para la Transformación y el Crecimiento.

Esto significa que al no haber medidas, se van acumulado las dificultades de un mes a otro. Además, si las acciones son muy chicas y a destiempo, tampoco no surten el efecto necesario que es en el precio.

Los problemas de la cadena de valor de las Economías Regionales, como la vitivinícola, se solucionan con las medidas de regulación natural que tiene cada economía. En nuestro caso es el porcentaje que se destina para mosto, la diversificación y el comercio exterior. Esas son las medidas que tonifican el precio y luego, con otras crediticias e impositivas, se logra que el productor participe más del valor final. Pero si no se respetan las leyes del mercado, no funciona.

Lo que necesitamos las Economías Regionales es la oportunidad de exportar, producir, soltarle la mano al productor y darle previsibilidad.

Dr. Carlos Iannizzotto

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