Según la última evaluación del INV, la vendimia no superará 20,6 millones de quintales, el valor más bajo de los últimos 10 años. Es 10% menor a lo previsto en febrero y -24% respecto de 2015. En tanto, hay expectativas por la mejora en los precios.
Según el relevamiento del área vitícola del organismo, en los viñedos de Mendoza hay por recolectar 13,4 millones de quintales, o 12,8 millones en el peor de los casos, saldo de caprichos meteorológicos que derivaron en granizo y peronospora a causa de las frecuentes lluvias. Para la provincia, basta para equiparar la temporada con la de 2000, cuando la producción totalizó 12,9 millones de quintales.
Al repasar los oasis, el Este, de mayor volumen histórico, registra una merma notable: con 5,8 millones de quintales, la uva es 33% más escasa que el año pasado, seguida por el Norte (20% menos) y el Valle de Uco.
En cuanto a la incidencia por variedades, entre las blancas que habitualmente inician la cosecha y de acuerdo a los expertos, la chardonnay aparece como una de las afectadas, con pérdidas del 25% al 30%. Y aunque aún restan algunos días para empezar a cosecharla, desde el organismo estiman que la emblemática malbec podría resignar un 20% interanual, con las implicancias previsibles sufrido en precios que venían “planchados” los últimos años.
Al respecto, Carlos Iannizzotto, gerente de ACOVI señaló: “Todos estos años hemos luchado con una baja de precios por el sobrestock. La naturaleza prácticamente se ha encargado de la regulación que pedíamos con tanta insistencia, a través de los factores climáticos como heladas tardías, granizo y una cantidad de humedad fuera de lo común que han producido una gran merma”.
“En este momento tenemos entre un 30 y 40% menos de uva”, estimó el dirigente cooperativista y agregó: “Esta escasez va a producir una lógica tonificación de los precios. El tema es que también han aumentado ferozmente los insumos por la inflación”.
“En la mirada a futuro tenemos muy buenas expectativas para la vitivinicultura pero tenemos un presente muy difícil, signado por la poca cosecha para el productor y costos abrumadores. A pesar de la expectativa de buenos precios, el productor tendrá pocos litros de vino por el rendimiento de su uva, por lo tanto, estamos trabajando para ver cómo podemos respaldar al productor, en principio para que saque la uva”, concluyó Iannizzotto.
(Fuente Los Andes y Cadena 3)