El 2 de abril es un día especial para rendir homenaje a aquellos héroes que estuvieron dispuestos a entregar su vida, sus familias, su sangre, sus proyectos, su presente y futuro junto con 649 valientes dieron testimonio con su vida de ello; por una patria unida, justa y soberana.
Estamos atravesando un momento trascendental de nuestra historia argentina. Hace 40 años nuestro país recuperaba un pedazo de su suelo que había sido arrebatado de forma ilegítima, violenta e injustamente por el invasor inglés.
Ahora bien, nos podríamos preguntar, ¿Malvinas ha perdido vigencia en estos tiempos en los que vivimos?, ¿Sólo debemos recordarlo como una fecha más del calendario?, ¿Malvinas es únicamente un hecho que quedará perdido en los libros de historia? Seguramente cada uno de nosotros habrá escuchado algún planteo de este estilo o hasta quizás ha pasado por su mente. Pero justamente lo que buscamos lograr en estas líneas dista mucho de entender la Causa Malvinas como una efemérides vetusta y efímera, ¡MALVINAS HOY ESTA MÁS VIGENTE QUE NUNCA!
Nuestro país atraviesa una crisis sin precedentes. Los vaivenes de la economía, inflación, pobreza, endeudamiento y todos los indicadores macroeconómicos que gusten agregar se acercan más o menos a variables ya sufridas en el pasado. Pero lo que hace a esta crisis diferente a las demás se encuentra abarcado en un concepto difícil de contrastar en datos, y me refiero a la crisis de la que nadie habla: la crisis moral en la que estamos inmersos como sociedad y país. Ya lo expresaba Vaclav Havel, escritor y primer presidente de Checoslovaquia, cuando en un discurso en 1990 decía a su pueblo “… Lo peor es que vivimos en un mundo moral podrido. Estamos moralmente enfermos, porque nos hemos acostumbrado a decir algo diferente a lo que pensamos. Hemos aprendido a no creer en nada, a no fijarnos el uno con el otro, a ocuparse cada uno de sí mismo. Nociones tales como el amor, la amistad, la compasión, la humildad o el perdón han perdido sus dimensiones y su profundidad y significan, para muchos de nosotros, una especie de peculiaridad psicológica, lo identificamos como mensajes errantes de otros tiempos pasados, un poco ridículos en la era de los ordenadores y los cohetes espaciales …”
La pseudo dirigencia política ha contribuido intencionadamente en lograr acrecentar el desprecio hacia el otro mediante la continua alimentación de la tan conocida “grieta”. ¿Cómo pretendemos tener un norte con políticas públicas de largo plazo si no coincidimos en valores fundamentales como el respeto a la vida desde su concepción, el valor de la palabra empeñada, la honestidad, la familia, etc.? y mucho menos el sentido de Patria, de pertenencia… ¿Cómo pretendemos mejorar externalidades (económicas, financieras, etc) sino podemos desarrollar un sano amor por lo propio? Y es aquí donde Malvinas juega un rol determinante para mejorar nuestro destino.
Lo que hace grande a un país es que las generaciones actuales, valorizando su historia, logran cosechar el esfuerzo de sus antepasados y al mismo tiempo plantan la semilla que sirve para cultivar un futuro mejor en beneficio de las generaciones futuras. Los que estamos inmersos en la vitivinicultura vivimos lo anteriormente expresado en el “día a día”. El arraigo en el campo es posible cuando el esfuerzo humano de varios años de trabajo, muchas veces transmitido de generación en generación, se ve recompensado en cada cosecha. No sólo en cuanto a calidad y cantidad, sino también en permitir que la producción pueda ser una fuente de vida digna. La ruralidad es una escuela de vida que permite enraizar uno de los puntos esenciales del amor a la patria, cumpliendo con el sentir de los romanos que entendían a la patria como “la tierra de nuestros padres”.
MALVINAS HOY debería atrapar la mirada de un pueblo afectado y consumido por el desgaste de pensar en cómo vivir el día a día, para elevar su mirada en la búsqueda real del Bien Común de todos los que habitamos el suelo argentino.
No pretendo decir que lo económico no es importante, sino destacar que no es lo único y mucho menos lo esencial. MALVINAS HOY nos enseña que nuestra atención debe estar en cuidar al otro y así nos estaremos ayudando a nosotros mismos. Si algo nos dejó enseñó la pandemia es que nadie se salva solo y este fue el leitmotiv que unió a quienes combatieron en Malvinas. Allí no había lugar para grietas, la hermandad se forjó entre argentinos de distintas edades, realidades socioeconómicas, lugares del país, rangos militares, etc… Como lucero los guiaba el amor y defensa de la patria, y como estandarte se erguía el cuidado y protección a su camarada.
Nos une estar presentes para conmemorar 40 años de aquella Gesta de Malvinas. Debemos apreciarlo como una nueva oportunidad que nos brinda nuestra historia para que podamos quitarnos el velo del individualismo nos estanca y no nos permite crecer. Pensemos el futuro y vivamos el presente a la luz de los valores de Malvinas.
Caminan entre nosotros hombres que estuvieron a la altura de las circunstancias que su tiempo les exigía. Dispuestos a dejar su vida, sus proyectos y sus familias por el cuidado de lo que siempre fue, es y será nuestro. Pelearon por vos, por mí, por nuestros hijos y nietos aún sin conocerlos. Eso es lo deslumbrante que genera el sentido de patria, el sentido de identidad. 649 héroes nos interpelan desde las Islas Australes para que su sacrificio no sea en vano.
Hoy enfrentamos otra realidad, pero el deber es el mismo. Cada día que el Señor nos regala es una nueva oportunidad para “hacer patria”, como decían nuestros abuelos. En el trabajo diario con dedicación y honestidad, en el cuidado de nuestros afectos, en la atención de los más débiles y necesitados (material y espiritualmente), etc. son ocasiones en los que podemos aportar para la construcción de una Argentina mejor. Ya lo decía Santa Teresa de Calcuta “A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”.
No esperemos de quienes nos gobiernan lo que no estamos dispuestos a hacer nosotros. Todo pueblo vive en un presente, por cierto, pero en él se refleja su entero pasado y se anticipa todo su futuro.
Queridos veteranos de Malvinas, la historia argentina ha querido depositar en sus experiencias de vida un mandato inquebrantable en mantener viva la llama votiva de la gesta de Malvinas, gracias de corazón por la entrega desinteresada en defender lo nuestro. Hoy nuestra patria se ve amenazada por el desaliento, la desesperanza y el individualismo, necesitamos nuevamente de Uds. para reconstruir una Argentina unida y libertadora.
Compatriotas Mendocinos, también hoy la historia nos exige reflotar ese espíritu magnánimo que fue determinante para lograr la emancipación de tres naciones, y que supo sortear todo tipo de dificultades convirtiéndonos en la cuna de la libertad de América. Recordemos con orgullo las palabras de nuestro General San Martín al decir: “Sería insensible al atractivo eficaz de la virtud, si al separarme del honrado y benemérito Pueblo de Mendoza no probara mi espíritu toda la agudeza de un sentimiento tan vivo como justo. Cerca de tres años he tenido el honor de presidirle y sus heroicos sacrificios por la independencia y prosperidad común de la nación pueden numerarse por los minutos de la duración de mi gobierno. A ellos y a las particulares distinciones con que me han honrado, protesto mi gratitud eterna. E indeleble en mi memoria sus ilustres virtudes serán de los habitantes de esta capital, en todas circunstancias, y tiempos el más fiel y verdadero amigo”.
¡VIVA LA PATRIA!
Dr. NICOLAS VICCHI – SUBGERENTE – ACOVI – ASOCIACIÓN DE COOPERATIVAS VITIVINÍCOLAS